Se cree que de Bahrain partieron, hace más de cinco milenios, los primeros sumerios hacia la Mesopotamia. La isla fue desde entonces sede de un intenso comercio marítimo entre Mesopotamia y la India, que se hizo particularmente próspero entre los siglos XI y XV de nuestra era, en el apogeo de la civilización islámica, que entonces se extendía desde el océano Atlántico hasta el Pacífico Sur.

En 1507, navegantes portugueses se establecieron en la isla y la ocuparon durante un siglo, hasta que fueron desplazados por los persas. De esta época datan las reivindicaciones iraníes de soberanía sobre esta parte del Golfo Pérsico, según unos, o Arábigo, según otros. En 1782 el jeque Al-Khalifah asumió el poder –hasta hoy en manos de su familia– y logró desplazar a los persas. La independencia duró hasta 1861, cuando otro califa aceptó el «protectorado» que le ofrecían los británicos, atemorizado por renovadas amenazas persas de anexión.

Bahrain fue una importante base militar británica en las dos guerras mundiales. En 1932 se abrieron en la isla los primeros pozos petroleros del Golfo. En los años 1950, al igual que en el resto del mundo árabe, crecían los movimientos nacionalistas, con demandas de libertad sindical, democracia e independencia. En diciembre de 1954 estalló una huelga general en los campos petroleros. Las tropas británicas sofocaron la rebelión y, paulatinamente, se introdujeron algunas reformas y aumentó la participación local en la administración pública.

Al comenzar la década de 1970, los británicos decidieron retirarse de sus últimas colonias «al este de Suez». Sin embargo, mantuvieron en Bahrain intereses económicos y estratégicos. Bahrain y Qatar se negaron a integrar la confederación de los Emiratos Árabes Unidos y el país se independizó bajo el reinado del jeque Isa-Sulman Al-Khalifah. La independencia fue proclamada el 14 de agosto de 1971.

El país autorizó a Washington la instalación de bases navales en sus puertos, que sólo fueron evacuadas tras el conflicto árabe-israelí de 1973. Ese año las elecciones locales dieron mayoría en la Asamblea Nacional a las fuerzas progresistas, que reclamaban la libre organización de partidos políticos y una mayor proporción de diputados elegidos popularmente. Los británicos vieron amenazados sus intereses y en agosto de 1975 apoyaron la disolución del Parlamento, decretada por Al-Khalifah.

En los años 1970 Irán logró superar la influencia saudita en los emiratos, e impuso sobre éstos un virtual protectorado mientras que una intensa inmigración clandestina iraní amenazaba con constituirse en una fuerte minoría agitadora. En respuesta, el emir intensificó la represión, no sólo contra las minorías de inmigrantes iraníes o chiítas, sino en general contra toda expresión progresista. En contrapartida, se acercó a los demás gobiernos árabes al condenar enérgicamente los Acuerdos de Camp David y firmar con Kuwait y Arabia Saudita tratados de defensa.

En 1981 Bahrain pasó a integrar el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), una organización creada bajo la inspiración de Estados Unidos para organizar el control militar y político de la región, frenar la influencia de la revolución islámica de Irán y vigilar los movimientos opositores dentro de los estados miembros.

Uno de los más perseguidos, el Frente de Liberación de Bahrain, con sede en Inglaterra, tiene su soporte principal en trabajadores de la industria petrolera, estudiantes y profesionales liberales, y hasta 1981 integraba el Frente de Liberación del Golfo, con otros movimientos de la región.

En noviembre de 1986 fue inaugurada una autopista entre Arabia Saudita y Bahrain, que en la práctica dejó de ser una isla. En el primer año la carretera fue transitada por un millón de vehículos.

En marzo de 1991, tras la derrota de Irak en la Guerra del Golfo, los cancilleres de Egipto, Siria y los seis estados árabes miembros del Consejo de Cooperación firmaron en Riyad, Arabia Saudita, un acuerdo con Estados Unidos para «preservar la seguridad en la región». Después de Kuwait, Bahrain fue el emirato más afectado por el conflicto.

En diciembre de 1994, un líder chiíta, el jeque Alí Salman fue arrestado, tras haber firmado una petición en favor de la restauración de la Constitución y del Parlamento disuelto en 1975. Su detención provocó manifestaciones antigubernamentales, en las que murieron dos estudiantes y un policía. En abril de 1995, el emir Isa ibn-Sulman Al-Khalifah se entrevistó con 20 líderes opositores para tratar de poner fin a la creciente violencia. En agosto de ese año, ambas partes llegaron a un acuerdo que culminó con la liberación de 250 presos políticos.

En 1996 las manifestaciones se repitieron en todo el país, y algunas de ellas terminaron en confrontaciones violentas con la policía. El gobierno decidió recurrir a la pena de muerte para sancionar a los responsables, medida que fue avalada por la Corte de Casación. El Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU emitió tres declaraciones en setiembre sobre la situación de los reclusos en las prisiones bahrainianas.

El 6 de marzo de 1999, tras gobernar Bahrain por 37 años, el emir Isa ibn-Salman Al-Khalifah murió. Fue sucedido por su hijo, Hamad ibn Isa Al-Jhalifah, que intentó diseñar políticas conciliatorias entre chiítas –casi el 70% de la población– y sunnitas –grupo al que pertenecen la familia real y buena parte de los jerarcas de gobierno–. Liberó durante mayo y junio a más de 300 prisioneros políticos chiítas, pero otros 1.000 permanecieron encarcelados esperando juicio.

En diciembre de 1999, en su discurso por el día de la Independencia, el emir Sheik Hamad ibn Isa Al-Khalifah habló de apertura democrática y prometió reinstalar los consejos municipales. Al año siguiente, además de prometer públicamente restituir el Parlamento, el emir nombró por primera vez, como integrantes del Consejo Consultivo –órgano creado en 1992, conformado por 40 miembros que observan la mayor parte de las políticas del gobierno– a hombres y mujeres no musulmanes, incluso un empresario judío y, de las cuatro mujeres, una cristiana.

En febrero de 2001, los bahrainianos apoyaron, por abrumadora mayoría, las propuestas de un referéndum para reformas políticas impulsado por la familia real. Las mismas contemplaban la conversión del Estado en una monarquía constitucional, y la separación de poderes.

En diciembre, el Ministerio de Información procesó al periodista Hafez al-Shaikh por publicar artículos críticos acerca de la comunidad chiíta, acusándolo de violar las leyes de prensa y difusión del país. Por su parte, al-Shaikh sostuvo que la persecución se debió realmente a sus comentarios negativos, publicados en un diario libanés, acerca de la colaboración de Bahrain con las incursiones de Estados Unidos en Afganistán.

Un mes después, y tras largos litigios entre Bahrain y Qatar por las islas Hawar –importantes reservas de gas natural–, la Corte Internacional de Justicia de La Haya entregó su veredicto favorable a Bahrain.

A lo largo del año 2001 se reconocieron oficialmente algunas asociaciones políticas y organizaciones no gubernamentales. En junio, el Comité General de Trabajadores quedó registrado oficialmente como Unión General de Trabajadores de Bahrain, y en setiembre se promulgó una ley de sindicatos. En noviembre quedó reconocida la Unión de Mujeres de Bahrain, que se ocupaba de la defensa y protección de los derechos de la mujer.

Adelantando los plazos que se habían fijado el año anterior, el 14 de febrero de 2002, el Estado de Bahrain se autodeclaró monarquía constitucional. El rey (antes emir) adelantó la convocatoria a elecciones (las primeras en 27 años), para el 24 de octubre de ese mismo año.

En mayo de 2002 se celebraron elecciones locales en Bahrain, y por primera vez las mujeres pudieron votar y presentarse como candidatas. Lo mismo sucedió en las parlamentarias de octubre, que fueron las primeras en 30 años y registraron una participación electoral del 50% a pesar de que la Asociación Acuerdo Nacional Islámico (INAA), el principal partido político que representa a la mayoría chiíta, llamó al boicot. La oposición chiíta, que resultó la facción más votada, entendía que el proceso no era democrático, ya que el poder legislativo se repartiría entre la cámara electa y un consejo consultivo designado por el monarca, que es sunnita.

Según distintos informes, las autoridades obstaculizaron en marzo el acceso a algunos sitios web, incluido el del Movimiento para la Libertad de Bahrain, que había hecho fuertes críticas a las reformas constitucionales aprobadas por el rey. En mayo se prohibió en el país la cadena de televisión árabe Al Jazira. En octubre se promulgó por decreto real una nueva Ley de Prensa y Publicaciones cuyo artículo 68 castigaba con hasta cinco años de cárcel la publicación de artículos ofensivos para la religión del Estado, que criticaran al rey o que incitaran a derrocar o cambiar el gobierno.

En marzo de 2001, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, de visita en el país, señaló la necesidad de investigar las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el pasado y de juzgar a los responsables. Más tarde, Bahrain ratificó la Convención de la ONU sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, con algunas reservas a los artículos 2, 9, 15, 16 y 29.

La Sociedad para los Derechos Humanos de Bahrain, en su informe de 2003, alertó sobre distintas clases de discriminación: entre otros, contra la mujer y a los ciudadanos de origen chiíta en el acceso a la administración pública, y sobre el ejercicio de nepotismo por parte de la familia real.

En abril de 2004, el rey Hamad bin Issa al-Khalifa nombró ministra de salud a Nada Haffadh, lo que la convirtió en la primera mujer en un puesto en el gobierno del país.

Tras los enfrentamientos ocurridos en Manama, en mayo de 2004, donde la policía reprimió a más de 5 mil manifestantes que protestaban por la presencia militar de EEUU en Irak, el rey cesó al ministro del interior Sheik Mohammed bin Khalifa al Khalifa. Según el gobierno, los hechos pudieron haber sido previstos por la policía, evitando la represión. El rey subrayó que el derecho de la ciudadanía a expresarse y protestar «contra el exceso y la opresión sufrida por los hermanos de Palestina e Israel, y por la violación de derechos humanos y ciudades sagradas Najaf y Karbala en Irak» era legítimo; agregó que su gobierno compartiría los sentimientos en relación a las injusticias cometidas.

Por primera vez un chiíta, Jawad bin Salem al-Oraied, fue electo vice-primer ministro tras las elecciones generales de noviembre de 2006.

Un ciudadano de Bahrain, de origen saudita, que estuvo detenido 5 años en la prisión estadounidense de Guantánamo, fue liberado, junto a otros 15 sauditas, en julio de 2007. Según las autoridades estadounidenses, el prisionero había intentado más de 10 veces suicidarse.