La historia antigua de Brunei es oscura, aunque existen datos que establecen que sus habitantes en el siglo VI d.C. comerciaban con los chinos y pagaban tributo al emperador de la China. Más tarde, a través de una alianza con el reino Mahapahita en Java, ingresaron en la zona de influencia hindú. Desde el siglo XIII, Brunei estuvo bajo el poder imperial islámico que ocupó casi toda la isla de Borneo (de la que deriva su nombre). Si bien la presencia europea –portuguesa, española y holandesa– fue constante en la región desde el siglo XVI, sólo a principios del siglo XIX las potencias coloniales se propusieron ocupar la gran isla: los holandeses avanzaron por el sur, mientras que el sultán Bolkiah (1473-1521), que creía preservar así su independencia, se acercó a los ingleses.

En 1841 el sultán cedió a James Brooke la provincia de Sarawak, como pago por la ayuda para aplastar la rebelión de 1839-1840, lo que dio origen a la extraña figura de un «rajá blanco», soberano de un estado malayo. En 1846 los ingleses anexaron la estratégica isla de Labuán, y en los años siguientes prepararon la separación de la provincia de Sabah. Estos avances serían consagrados en 1888, al establecerse formalmente el protectorado británico sobre Brunei, Sarawak y Sabah como entidades separadas.

Luego de la Segunda Guerra Mundial la isla participó del proceso de descolonización, a pesar de los esfuerzos ingleses en contrario: en 1946, por un acuerdo con el último «rajá» (Brooke), Sarawak y Sabah se convirtieron directamente en colonias inglesas. En 1954 Kalimantán –ex Borneo holandés– logró su independencia dentro del estado indonesio.

Como protectorado inglés sólo quedó entonces el sultanato de Brunei, reducido a un pequeño territorio enclavado entre dos provincias de Malasia y a escasos 40 km. de la frontera de Indonesia. En 1929 la petrolera Shell descubrió un yacimiento de hidrocarburos. En las décadas siguientes se comenzó a explotar el petróleo de las costas y el gas natural, con un ritmo de extracción de 175 mil barriles diarios.

En 1962 el sultán Omar Alí Saiffudin aceptó la propuesta del primer ministro malayo Abdul Rahman de integrar la Federación de Malasia, que unía Sabah y Sarawak a Singapur y las provincias de la península malaya: el Partido Popular (PP) (Rakyat) de Brunei –que controlaba los 16 diputados elegidos por votación del Consejo Legislativo de 33 miembros– se opuso, y reclamó formar un estado unitario de Borneo del Norte, junto con Sarawak y Sabah, pero separado de la Malasia peninsular.

Ese año estalló una revuelta popular protagonizada por el Rakyat, vinculado al Barisan Sosialis de Singapur, que tuvo apoyo del régimen anticolonialista de Sukarno, en Indonesia. Los rebeldes se oponían a integrar la Federación de Malasia, reclamaban participar de la administración y poner fin al régimen autocrático. La rebelión fue sofocada, el PP fue proscrito y sus líderes detenidos u obligados al exilio. Finalmente, a pesar de los lazos étnicos, históricos y culturales con Malasia, el sultán Omar optó por mantenerse al margen de la Federación, ya que no le satisfacía el poder repartido con los otros monarcas malayos y menos aún compartir la riqueza petrolera del sultanato como pretendía la Federación.

En 1976, por iniciativa de Malasia y con respaldo de la ONU, se consideró renegociar el estatuto colonial anacrónico: el nuevo primer ministro malayo, Datuk Hussain Onn, se comprometió a respetar la independencia de Brunei. La independencia completa de Gran Bretaña obtuvo su efectividad el 1º de enero de 1984. Ese día se formalizó el traspaso del poder, aunque la fiesta se postergó hasta el 23 de febrero de 1985, lo que facilitó la presencia de invitados extranjeros.

Un mes después de declarada la independencia, Hassanal Bolkiah –hijo del sultán Omar, quien abdicó en su favor en 1967–, disolvió el Consejo Legislativo y gobernó por decreto. Desde ese momento, las principales fuentes de tensión fueron las luchas de poder dentro de la familia real y la presencia de extranjeros en puestos claves de la administración pública, la economía y el ejército.

Brunei obtuvo su independencia en condiciones excepcionalmente favorables para un país del Sur: relativamente poca población, una renta per cápita de 20 mil dólares anuales, reducido desempleo, un generoso sistema de seguridad social y reservas considerables en moneda fuerte: 14 mil millones de dólares en 1984. Sin embargo, el 20% de la población del sultanato se encontraba por debajo de la línea de pobreza y, un 90% de los bienes de consumo, incluyendo los alimentos, eran importados, lo que ocasionaba un elevadísimo costo de vida.

Por otra parte, como se sabía dependiente de un recurso no renovable, el sultán intentó diversificar la economía y promover el surgimiento de una nueva clase de terratenientes, a los que estimuló para lograr la autosuficiencia en materia de alimentación, ya que Brunei importaba casi el 80% de los alimentos que consumía. Se cultivaba apenas el 10% de la tierra y la tendencia de los pequeños propietarios, especialmente los dedicados a las plantaciones de caucho, era a emigrar hacia la ciudad.

Económicamente, Brunei ha dependido de una compleja interacción de intereses trasnacionales. La sociedad que estableció el gobierno con la Brunei Shell Petroleum Co. y la Mitsubishi para explotar las reservas de gas natural, más un contrato de embarque con la Royal Dutch Shell y las concesiones de yacimientos petrolíferos a la Woods Petroleum y la Sunray Borneo, introdujeron en el proceso de toma de decisiones nacionales a poderosas partes interesadas. En 1985 el gobierno creó un Consejo de Control de Energía a fin de supervisar las operaciones de la Brunei Shell Petroleum Co., empresa mixta de capital estatal y trasnacional.

En 1987 hubo denuncias de que la contra nicaragüense habría recibido una ayuda de 10 millones de dólares (depositados en un banco suizo) como donación del sultán de Brunei, que respondió así debido a una solicitud del estadounidense Oliver North, para ayudas no letales a los «contras».

En 1991, el sultán Hassanal Bolkiah liberó a seis presos políticos detenidos tras la fallida rebelión de 1962. Esta liberación fue atribuida a la presión política del gobierno británico. Ese mismo año, Brunei firmó con el Reino Unido un contrato por un valor de 150 millones de dólares para modernizar sus Fuerzas Armadas.

En 1992, Brunei ingresó al Movimiento de Países No Alineados, junto con Vietnam e India y, firmó con los demás miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) –Indonesia, Singapur, Tailandia, Malasia y Filipinas– un acuerdo para crear el primer mercado común de Asia en 2007. Este proyecto prevé la creación de «triángulos de crecimiento»: o sea asociaciones entre algunos miembros de la ASEAN que liberalicen el comercio en ciertos sectores económicos, y permitan elaborar la liberalización total prevista para 2007.

En 1994, Brunei creó junto a Filipinas, Malasia e Indonesia un mercado subregional para intensificar los intercambios en materia de turismo, pesca y transporte marítimo y aéreo. En 1995, el país ingresó en el Banco Mundial y en el FMI. Las conversaciones con los líderes del Sudeste Asiático se intensificaron en 1997, tras la crisis bursátil, a fin de coordinar políticas para estabilizar la economía regional y fijar una estrategia de recuperación. En las consultas, se manejó la posibilidad de utilizar monedas locales en lugar del dólar de EEUU, para las transacciones comerciales en el área.

El sultán nombró a su hijo mayor, Al-Muhtadee Billah, sucesor de la dinastía musulmana más vieja de la región, imperante por más de seis siglos, en 1998. El anuncio fue hecho en medio de la peor crisis económica del país desde su independencia. Para 1999 la construcción y el sector exportador comenzaron una lenta recuperación. El gobierno anunció planes para capacitar gran parte de su mano de obra –en un plazo de cinco años– con el propósito de diversificar su economía, y desarrollar otras industrias además del turismo.

En 2000 las autoridades procesaron al hermano menor del sultán, el príncipe Jefri, por malversación de fondos públicos durante su gestión como ministro de Finanzas y presidente de la Agencia de Inversiones del Estado, cargo que desempeñó hasta 1998. Jefri había sido despedido y obligado a declarar la bancarrota de su empresa privada a la que había derivado, durante los 10 años de su gestión, grandes reservas de dinero del Estado. Un año después del procesamiento, se llevó a cabo una gran subasta en la que se pusieron a la venta alrededor de 10 mil objetos pertenecientes al príncipe.

Durante la cumbre de la ASEAN, desarrollada en Brunei en 2001, los líderes se comprometieron a cooperar en la lucha contra el terrorismo, impulsada por EEUU. Asimismo, postergaron la fecha del lanzamiento del área de libre comercio de Asia, conocida como AFTA, para una fecha a fijar entre los años 2006 y 2010.

En febrero de 2003, Brunei y Zambia establecieron relaciones diplomáticas. En marzo, la Compañía Nacional de Petróleo firmó un acuerdo con un consorcio formado por tres compañías extranjeras: TotalFinaElf Deep Offshore, Borneo BV, BHP Billiton, y Amerada Hess.

En marzo de 2004 el gobierno anunció la detención de dos ex miembros de la fuerza de seguridad del país y de un empresario de una compañía de transportes. Las tres personas fueron acusadas de traición, subversión e incitación al odio contra el sultán Bolkiah. De acuerdo con las leyes de seguridad interna del país, los detenidos quedaron encarcelados por tiempo indefinido y sin posibilidad de juicio ante la corte. Según las autoridades, los tres detenidos intentaron poner en riesgo la seguridad y estabilidad del país.

En setiembre el sultán recompuso, tras 20 años de suspensión, el parlamento, que reasumió funciones. En mayo de 2005 Bolkiah destituyó a cuatro miembros de su gabinete, medida que fue saludada como el cambio político más dramático que viviera el país desde su independencia. En el rediseño del gabinete se incluyeron, por primera vez, ministros con experiencia en el sector privado y un miembro no musulmán. Además, su hijo mayor obtuvo un cargo en la oficina del primer ministro, lo que fue visto como una señal hacia una eventual sucesión en el sultanato.

En abril de 2006, Brunei se convirtió en socio-miembro del Banco Asiático de Desarrollo (BAD).

En julio, el sultán celebró sus 60 años con un lujoso banquete y anunció el primer aumento de sueldo en veinte años para los funcionarios civiles del reino.

Una ley, aprobada en junio de 2007, prohibió la publicidad de «comida chatarra» en televisión antes de las diez de la noche. La norma buscaba proteger a los niños, principal objetivo de estas publicidades, ya que en los últimos años se había incrementado significativamente el numero de niños padecientes de obesidad y diabetes, debidas, entre otras causas, al consumo de este tipo de comida.