El cultivo de granos en la actual Georgia data de la última fase de la Edad de Piedra, hace unos 12 mil años. Se estima que los pueblos cáucasos inventaron la metalurgia, con el uso del bronce, en el III milenio a.C.

En el correr del primer milenio a.C. afluyeron grupos asirios (de Babilonia), armenios y cimerios (de origen tracio, Turquía). La fusión de estos últimos con los pueblos aborígenes habría dado nacimiento a los cólquidas.

El reino fundado por los cólquidas en el siglo VI a.C., al extremo este del mar Negro, fue conquistado por los griegos a fines del siglo V a.C., y en 66 a.C. pasó a los romanos junto con el Reino de Iberia, erigido al sudoeste de la actual Georgia durante el siglo II a. C. El emperador Pompeyo (106 a.C.- 48 a.C.) estableció la hegemonía de Roma sobre la totalidad del territorio del actual país.

Al igual que el resto del Imperio Romano, Georgia fue convertida al cristianismo por Constantino en 337. Durante los tres siglos siguientes se vio envuelta en el conflicto entre Constantinopla y Persia. El antiguo Reino cólquida quedó bajo el control de Constantinopla y el que fuera el territorio de Iberia fue sometido por Irán.

A la autoridad local, ejercida por magnates de cada provincia, fieles a los imperios, se sumaron representantes del Califato Arabe que, a partir de 654, establecieron un emirato en Tblisi (actual capital, antiguamente llamada Tiflis). Al finalizar el siglo VIII, Bagratid Ashot I aprovechó el debilitamiento de bizantinos y árabes para proclamarse príncipe heredero de Iberia.

El rey Bagrat III (975-1014) conformó un Estado, unificando este y oeste. Tblisi no pudo ser tomada por los musulmanes hasta 1122. El apogeo de Georgia tuvo lugar bajo el reinado de Tamara, quien formó un Imperio entre 1184 y 1213 y propició un florecimiento de la arquitectura y las artes religiosas.

Las invasiones mongolas de 1220 acabaron con la «edad de oro» de Georgia. Las matanzas del conquistador turco Timur Lenk (1336-1405) desalojaron a los mongoles y destruyeron de forma irreversible la economía y la cultura de Georgia. La introducción del cristianismo determinó el nacimiento del alfabeto y la literatura, enriquecida por aportes de la cultura arábiga.

El último reino de Georgia unificada fue el de Alejandro I, entre 1412 y 1443. Sus hijos, enfrentados entre sí, dividieron el territorio hasta su desintegración.

La caída de Constantinopla a manos de los turcos otomanos, en 1453, aisló a Georgia del resto de la cristiandad. En el correr de los tres siglos siguientes, su territorio fue escenario de disputas hegemónicas entre Turquía e Irán.

Durante ese lapso tuvieron lugar varias rebeliones y cientos de cristianos fueron deportados a Irán. Durante el período de paz registrado entre 1638 y 1723, los iraníes introdujeron la imprenta y crearon un colegio destinado a escribir los anales de Georgia.

Tras siglos de intentar hacerse con el territorio, los rusos lograron introducirse en Georgia en 1789, y la ocuparon en su totalidad tras vencer definitivamente a turcos y persas en 1878.

Rusia eliminó la lengua autóctona del ámbito público e impuso la utilización del ruso. La Iglesia georgiana pasó a ser gobernada por exarcas rusos.

Tras la liberación de los siervos en Rusia (1861), los campesinos georgianos obtuvieron la libertad en 1864. La afluencia de empresarios de Europa occidental (tras las invasiones napoleónicas) y las conexiones ferroviarias contribuyeron a la formación de corrientes nacionalistas y libertarias. En 1893 se fundó clandestinamente el Partido Social Demócrata, donde el georgiano Joseph Stalin inició su militancia cinco años más tarde.

La población de Georgia se rebeló con frecuencia y enfrentó a los cosacos durante la Revolución Rusa de 1905.

Al estallar la Primera Guerra Mundial (1914-18), los combates entre Rusia y Turquía se desarrollaron en el Cáucaso. Los georgianos se aliaron con los turcos y, en febrero de 1917, derribaron el gobierno zarista.

En noviembre, luego del triunfo de los bolcheviques en Petrogrado, el poder en Transcaucasia (Georgia y territorios linderos) quedó en manos de los mencheviques. Stalin abandonó el Cáucaso para unirse a los bolcheviques, liderados por Lenin. En mayo de 1918, en Tblisi, el Gobierno Unificado de Transcaucasia se proclamó independiente de la Rusia soviética, tras pedir protección a Alemania.

Entre 1918 y 1920, ocuparon Georgia tropas alemanas, turcas e inglesas. A principios de 1921, el Ejército Rojo irrumpió en el territorio y se proclamó la República Socialista Soviética de Georgia. En marzo de 1922, Georgia, Azerbaiján y Armenia fueron reagrupadas en la federación Transcaucásica. Luego de su disolución en 1936, Georgia pasó a ser una de las 15 repúblicas integrantes de la Unión Socialista Soviética (URSS).

Durante el despótico mandato de Stalin (1928-53), Georgia sufrió la represión de toda expresión de nacionalismo, así como purgas y colectivización forzada de la agricultura.

Durante el período soviético Georgia se industrializó. El Kremlin promovió la formación de élites culturales y administrativas destinadas a integrar el gobierno central. A partir de la muerte de Stalin se habilitó el desarrollo de una «economía paralela», de libre circulación de bienes y servicios.

En 1953, Moscú designó jefe de la policía a Eduard Shevardnadze, un georgiano hasta entonces dirigente de la Juventud Comunista. Cuando en 1972 Shevardnadze fue nombrado primer secretario del Partido Comunista soviético resurgieron expresiones de nacionalismo, en manifestaciones reivindicatorias de la lengua georgiana y actos de sabotaje contra la administración soviética.

En 1978, la nueva Constitución de la URSS que imponía el ruso como lengua oficial reavivó las protestas, pero Shevardnadze consiguió abolir esta cláusula. Asimismo, autorizó la exhibición de una película antiestalinista (Repentir), que marcó los inicios de la glasnost y la perestroika (proceso de apertura política).

En 1985, Shevardnadze fue designado canciller de la URSS. Tras los cambios introducidos en ese país por el presidente Mijaíl Gorbachov a fines de la década de 1980, se fundaron decenas de movimientos independentistas y partidos –frecuentemente reprimidos por el Ejército Rojo–, entre ellos el Partido Verde, que denunció la contaminación industrial del mar Negro y los problemas de deforestación.

En las elecciones parlamentarias de 1990 triunfó el bloque de partidos Mesa Redonda-Georgia Libre, liderado por Zviad Gamsajurdia, opositor al régimen soviético. Tras la desintegración de la URSS, Georgia se declaró independiente en abril de 1991 y Gamsajurdia fue elegido presidente. Su autoritarismo condujo a un gran número de sus seguidores a la oposición.

La economía de Georgia, dependiente del suministro de energía de la URSS, fue la más afectada de todas las ex Repúblicas Soviéticas tras la ruptura.

Estalló una guerra civil y en enero de 1992 el presidente fue depuesto por una Junta Militar, reemplazada en marzo por un Consejo de Estado encabezado por Shevardnadze. Las autoridades de Tblisi se enfrentaron a los defensores de Gamsajurdia y a los separatistas de la región de Osetia. En junio se acordó un cese al fuego en Osetia del Sur.

En julio, las autoridades autónomas de Abjazia (noroeste) decidieron escindirse del gobierno central y, en agosto, tropas gubernamentales ocuparon Sujumi, su capital. En julio de 1993 entró en vigor un armisticio, firmado con la mediación de Rusia, pero tres meses más tarde el ejército abjazo tomó a los georgianos por sorpresa y ocupó Sujumi.

En noviembre, partidarios del ex presidente Gamsajurdia lanzaron una ofensiva, pero fueron derrotados gracias a la intervención de tropas rusas. A comienzos de 1994 Gamsajurdia se suicidó, según la versión oficial. En febrero, Georgia firmó un tratado de amistad con Rusia y en abril, un pacto de paz con los rebeldes abjazos.

En agosto de 1995, una nueva Constitución instauró un régimen presidencialista. En noviembre, Shevardnadze ganó los comicios presidenciales y su partido, la Unión de Ciudadanos de Georgia, obtuvo mayoría absoluta en el Parlamento. En 1997, Georgia fue la primera ex República Soviética en abolir la pena de muerte.

Entre 1998 y 1999, Shevardnadze fue blanco de dos atentados. En ambos casos se mencionó la posible participación de Moscú. El presidente ruso Vladimir Putin acusó al gobierno de Georgia de encubrir rebeldes chechenos en su territorio.

El parlamento abjazo proclamó la independencia en octubre de 1999, pero Tblisi no la reconoció. Si bien en marzo de 2001 Georgia y Abjazia firmaron un acuerdo de no agresión, en octubre estallaron nuevos enfrentamientos.

La clausura del canal privado Rustavi-2, en octubre de 2001, tras denuncias de corrupción en el gobierno, desencadenó manifestaciones masivas que pedían la renuncia de Shevardnadze y sus ministros. Su gestión era vista como la causa de la corrupción, la guerra civil y el empobrecimiento. Éste respondió con el despido de su gabinete. En noviembre de 2001, Nino Burjanadze, entonces ministra de Relaciones Exteriores, fue elegida para presidir el Parlamento.

La llegada a Georgia de consejeros militares estadounidenses en febrero de 2002 provocó amenazas por parte de Putin. Washington declaró que su objetivo era apoyar al ejército local para combatir a un grupo musulmán ligado a la red terrorista al-Qaeda, cuya base se encontraba, presuntamente, en la frontera con Chechenia.

Los resultados oficiales de las elecciones parlamentarias celebradas en noviembre de 2003 confirmaron el triunfo del partido de Shevardnadze, pero miles de personas cuestionaron su veracidad y manifestaron en las calles. Los líderes opositores irrumpieron en el Parlamento y observadores internacionales constataron numerosas irregularidades. La Suprema Corte anuló estos resultados. Ese mes, varios partidos opositores coincidieron en apoyar la candidatura presidencial de Mikhail Saakashvili, del Partido Nacional, un abogado formado en EE.UU. y líder de la Revolución de las Rosas, la revuelta popular que determinó la salida de Shevardnadze del poder. Aunque había sido uno de los ministros destituidos en 2001, Saakashvili adquirió popularidad denunciando la corrupción y comprometiéndose a combatir a la pobreza. Entretanto, Nino Burjanadze fue designada presidente interina.

En enero de 2004, luego del triunfo por abrumadora mayoría (más del 96%) de Saakashvili en los comicios presidenciales, el nuevo premier anunció que se adoptarían «medidas especiales» para «erradicar el crimen organizado y el bandidaje».

En marzo, Tblisi impuso un bloqueo económico parcial a la región semi-autónoma de Ajaria (en el suroeste, sobre el Mar Negro) luego de que su líder, Aslan Abashidze, no reconociera el gobierno de Saakashviliy.

Ese mismo mes, en las elecciones parlamentarias, Saakashvili ganó la mayoría de las bancas.

Osetia del Sur celebró elecciones parlamentarias en mayo, que no fueron reconocidas por Tblisi. En agosto de 2004 las tensiones entre la región y el Gobierno central aumentaron y se produjeron varios enfrentamientos militares.

En febrero, tras la muerte del primer ministro Zurab Zhvania, el ministro de Economía Zurab Nogaideli fue designado para sucederlo.

Tblisi y Moscú acordaron en mayo de 2005 el cierre de las cuatro bases militares rusas instaladas en Georgia desde la era soviética, que se completaría en 2008.

En enero de 2006, sendas explosiones dañaron un gasoducto y una línea de tendido eléctrico, cortando el suministro energético desde Rusia a Georgia durante varios días en pleno invierno boreal. Saakashvili acusó a Moscú de estar detrás de estos incidentes para presionar a Tblisi.

En mayo, y en un contexto de creciente deterioro de las relaciones con Rusia, Saakashvili amenazó con abandonar la Comunidad de Estados Independientes, que agrupa a las ex Repúblicas Soviéticas, y buscar lazos más cercanos con la Unión Europea.

Georgia denunció a Rusia ante la Corte Europea de Derechos Humanos, en marzo de 2007, por la detención y posterior deportación de cientos de ciudadanos georgianos desde Moscú, acusados de inmigración ilegal. Tblisi insistía que los deportados fueron sometidos a abusos y malos tratos.