El nombre «Jamaica» proviene de la denominación que los arawaks daban a la isla –Xamayca, «tierra de los manantiales» o «tierra de bosques y riachuelos»– por la abundancia de agua en sus frondosos bosques. Los arawaks habitaban viviendas hechas de palmas; eran pacíficos y practicaban una agricultura autosuficiente. Desplazaron a los guanahatabey, primeros grupos étnicos allí radicados, que provenían de América del Norte. Eran buenos marinos, pescadores y artesanos en el tallado y pulido de conchas marinas. Cantar y bailar era importante en sus vidas. Adoraban ídolos (cemíes), pero creían en un solo dios, creador de toda la naturaleza.

Cristóbal Colón llegó a Jamaica en mayo de 1494, durante su segundo viaje al «Nuevo Mundo» y fue su hijo, Diego Colón, quien la conquistó en 1509. A partir de ese momento, el número de arawaks descendió vertiginosamente, al punto que el historiador español Francisco López de Gomara escribió en la primera mitad del siglo XVI (probablemente en 1545) que «Jamaica se parece a Haití en todo (pues) los indios también ya se han acabado». Antes del desembarco español se estima que el número de arawaks llegaba a los 60 mil.

Dueños absolutos de la isla, los españoles comenzaron a plantar caña de azúcar y algodón y a criar ganado. Las incursiones inglesas a la isla de 1596 y 1636 tomaron otro cariz en 1655, cuando 6.500 soldados británicos comandados por William Penn desalojaron a los escasos 1.500 españoles y portugueses. En poco tiempo, Jamaica se convirtió en centro de actividades de corsarios y piratas que saboteaban el comercio español en el Caribe. Gran resistencia a los ingleses opusieron los quilombos formados por esclavos que, rebelándose de su condición, se refugiaban en lugares de difícil acceso como las Montañas Azules. En 1760 estalló una insurrección general que fue aplastada brutalmente. En 1795 una nueva insurrección sacudió la isla.

Sin embargo, la colonización avanzó. A fines del siglo XIX Jamaica ya poseía cerca de 800 ingenios azucareros y más de mil haciendas ganaderas. El sustento de la economía eran unos 200 mil esclavos africanos. A las rebeliones antiesclavistas y anticolonialistas de los siglos XVIII y XIX siguieron las luchas sindicales en las primeras décadas del siglo XX. Sobre la base de las organizaciones obreras se crearon los dos principales partidos políticos: el Partido Laborista (PL) y el Partido Nacional Popular (PNP). En 1962 se proclamó la independencia. No obstante, durante los sucesivos gobiernos del PL la economía siguió en manos extranjeras.

En 1942 se descubrieron grandes yacimientos de bauxita y rápidamente llegaron a la isla las trasnacionales del aluminio ALCOA, ALCAN, Reynolds and Kaiser que muy pronto desplazaron a la industria azucarera.

Las corporaciones comenzaron explotando la bauxita según el esquema colonial clásico, enviando el mineral en bruto, sin procesamiento local, tomando todas las decisiones sobre la producción y pagando escasos derechos aduaneros. Algunas plantas transformadoras de bauxita en alúmina fueron instaladas después de la independencia, pero el grueso de lo extraído continuó saliendo en bruto a EE.UU.

En 1972, el PNP ganó las elecciones con un programa de clara influencia progresista. El nuevo primer ministro, Michael Manley, elevó el impuesto sobre las exportaciones de bauxita e inició negociaciones con las trasnacionales para lograr mayor control público sobre las actividades mineras. El gobierno del PNP también impulsó la integración caribeña: creó con Venezuela una empresa de comercialización de bauxita y se integró a la Flota Mercante Multinacional del Caribe.

En diciembre de 1976, el PNP volvió a ganar, consolidó su mayoría parlamentaria y Manley se pronunció por el socialismo dentro del marco constitucional vigente. Jamaica pasó a tener una voz más activa en el Movimiento de Países No Alineados y adoptó posiciones solidarias con los movimientos anticolonialistas africanos. Ello introdujo tensiones en las relaciones con EE.UU.; las trasnacionales mineras redujeron su producción, y transfirieron las operaciones a otros países. En consecuencia, los ingresos por exportación disminuyeron, y con ellas, los fondos para proyectos sociales.

En 1979 Manley se sentó a negociar con el FMI, pero en 1980 suspendió las conversaciones señalando que las condiciones que imponía el organismo de crédito implicaban una drástica caída del nivel de vida de la población. Manley convocó a elecciones anticipadas, en 1980. Los comicios estuvieron signados por la desestabilización generada por la oposición derechista, que luego obtuvo un gran triunfo. El nuevo gobierno de Edward Seaga del PL expulsó al embajador de Cuba e impuso una política de total apertura a las inversiones extranjeras. El resultado determinó el aumento del desempleo y la deuda externa se duplicó entre 1981 y 1983.

En 1983 Jamaica se sumó al pequeño grupo de países caribeños que dieron respaldo diplomático y cooperación militar simbólica a la invasión estadounidense de Granada. Un mes después, alentado por el favorable momento político, Seaga anticipó las elecciones parlamentarias. El PNP boicoteó los comicios; el partido de gobierno fue el único que presentó candidatos y se quedó con las 60 bancas.

En 1989, el PNP llegó nuevamente al gobierno, fortalecido por su triunfo en los comicios municipales de 1986. El programa de gobierno, muy distinto al de 1976, se basaba en el liberalismo económico y en preservar buenas relaciones con EE.UU. Entretanto, Manley también reanudó relaciones con Cuba. Si bien anunció que los acuerdos con el FMI serían respetados, el primer ministro también aclaró que no admitiría que se agravaran las desigualdades: su objetivo era mantener el crecimiento económico y una mejor distribución de la riqueza.

En abril de 1992, Percival J. Patterson fue designado primer ministro en lugar de Manley, quien renunció al cargo después de una larga enfermedad. Prometiendo garantías laborales, en 1992 el gobierno inició la privatización de cerca de 300 empresas y servicios públicos. El paquete incluyó toda la industria azucarera.

En marzo de 1993 Patterson fue reelecto. Los laboristas –dirigidos nuevamente por Seaga– se negaron a participar en los comicios parciales de 1994 en desacuerdo con el sistema electoral. La derrota precipitó la fractura del partido y de la escisión se formó el Movimiento Nacional Democrático. Las políticas de Patterson se mantuvieron, adoptando medidas acordes a organismos multilaterales de crédito como el FMI y el Banco Mundial.

Durante la campaña para las elecciones parlamentarias de diciembre de 1997 la violencia alcanzó niveles tales que determinó la renuncia masiva de candidatos.

Jamaica se retiró de la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) en 1998, a raíz de la oposición de la misma a la pena de muerte, práctica a la que recurrían éste y otros países del Caribe.

En 1999 el ejército salió a las calles para controlar los disturbios que provocaron los aumentos de precios (por ejemplo, el combustible había aumentado un 30%).

En 2002, año en el que se celebró el 40 aniversario de la independencia, Patterson volvió a ser electo para su tercer período consecutivo como primer ministro. En esta ocasión las elecciones fueron relativamente pacíficas. Patterson continuó con la política de liberalismo económico, que implicó un boom inicial del sector financiero que luego se desvaneció. En política exterior, Patterson apeló a la autonomía y en 2003 propuso una reforma constitucional para convertir a Jamaica en una república, y cortar los lazos con el pasado colonial.

En setiembre de 2004, debido al paso del huracán Iván, con vientos de 248 Km. por hora sobre el sur de la isla, varias poblaciones sufrieron inundaciones y avalanchas de lodo. Por lo menos una persona murió debido a los embates del ciclón y las carreteras quedaron cortadas por el barro. En varias localidades se interrumpieron los servicios básicos como la energía, el suministro de agua potable y el teléfono. Miles de personas buscaron refugio en el resto de la isla y el gobierno declaró el estado de emergencia para prevenir cualquier situación de desorden público.

El 30 de marzo de 2006, Portia Simpson Miller, del PNP, se convirtió en la primera jamaicana en ocupar el cargo de primer ministro. Miller sustituyó a Patterson tras ganar las elecciones de su partido. Poco después, el líder del PL, Bruce Golding, ofreció una serie de propuestas para atender los derechos humanos, dirigir la economía nacional y efectuar una reforma constitucional.

El Informe 2006 de Amnistía Internacional ubicó a Jamaica dentro de la lista de países en los que la policía hacía uso excesivo de la fuerza para combatir la criminalidad y el desorden público, y de aquellos en los que se verificaba gran número de violaciones a los derechos humanos.

Miller anunció, en julio de 2007, la realización de elecciones para fines de agosto. En caso de triunfar, Miller se garntizaría su período completo de gobierno.