Desde al menos el siglo III d. C., pueblos agricultores y cuidadores de ganado –entre ellos los bantú– emigraron hacia la actual Mozambique. Los bantú (provenientes del oeste africano), fueron expertos en la tecnología del hierro y combinaron el cultivo de granos, el conocimiento de las raíces y la plantación de árboles, favoreciendo el abastecimiento y la expansión de su población a lo largo del océano Índico.

Sofala (ciudad cercana a la actual Beira), fundada por los shirazis a fines del siglo X, fue el punto de contacto de dos pujantes culturas de África: la musulmana y comercial de la costa este, y la animista y metalúrgica de Zimbabwe. Al igual que en otras civilizaciones del continente, la presencia portuguesa en Mozambique fue perjudicial: la ambición de dominar el intenso tráfico comercial con Oriente destruyó los puertos y asfixió la exportación de oro zimbabwense. El camino a las minas de oro fue cerrado por los changamiras de Zimbabwe. El Monomotapa (o Mwene Mutapa, título otorgado entre los siglos XIV y XVII a una línea de reyes del sudeste africano, nacida entre los actuales Zimbabwe y Mozambique), autoridad karanga, se reconoció vasallo de Portugal en 1629, y devino en una figura insignificante.

Zanzíbar (ciudad y puerto en Tanzania) expulsó a los lusitanos de su área de influencia, a quienes quedó sólo la captura de esclavos como fuente de ganancias. La aspiración de unir por tierra Mozambique y Angola fracasó repetidamente y los europeos se limitaron al control de las fajas costeras, reduciendo su «administración» a concesiones (prazos) de inmensas extensiones de tierra a aventureros portugueses e indios que saqueaban pueblos y apresaban esclavos. Los beneficiarios fueron virtualmente independientes y, en 1890, cuando el gobierno portugués tuvo que demostrar su efectivo control del territorio –que los ingleses cuestionaban, amenazando ocuparlo–, debió reducirlos por la fuerza, tras varias guerras. La conquista del interior sólo se consolidó hacia 1920, con la derrota del rey Mokombe en la región de Tete.

Mozambique se convirtió en proveedor de mano de obra para las minas de oro sudafricanas, a las que emigró casi un millón de mozambiqueños por año; y sus puertos estaban al servicio del comercio exterior de Sudáfrica y Rhodesia (Zimbabwe). El colonialismo portugués intentó «disfrazar» su dominación llamando al país «Provincia de Ultramar» y alentó el tribalismo para impedir un sentimiento antieuropeo. Divididos en varios movimientos, los grupos nacionalistas reclamaron la independencia con huelgas y manifestaciones. En 1960, una concentración espontánea y pacífica en Mueda fue reprimida salvajemente y dejó 500 muertos, lo que persuadió a los mozambiqueños de la inutilidad del diálogo pacífico con el colonialismo.

En 1961, Eduardo Mondlane, (funcionario de la ONU), visitó su patria y convenció a los grupos independentistas, de unirse; finalmente en 1963 se creó en Tanzania el Frente de Liberación de Mozambique (FRELIMO), con militantes y organizaciones de todas las regiones y etnias del país. En 1964, el FRELIMO, de gran actividad organizativa y política clandestina, desencadenó una lucha armada para una independencia total y completa. En 1965, ya había regiones de Mozambique donde el FRELIMO era la única autoridad, y en 1969 los independentistas controlaban un quinto del territorio. Ese año, Mondlane fue asesinado por agentes al servicio de los colonialistas. Dentro del FRELIMO se enfrentaron los que concebían la independencia como una mera «africanización» del dominio extranjero y quienes procuraban un nuevo modelo de sociedad «democrática y popular». El Segundo Congreso del FRELIMO, realizado en las zonas liberadas, eligió presidente a Samora Moisés Machel. La lucha se intensificó y se extendió.

La imposibilidad de ganar las guerras coloniales en África provocó el levantamiento militar de 1974 en Lisboa, que puso fin al régimen colonial-fascista de Salazar y Caetano. En Mozambique se creó un gobierno de transición y en 1975 se proclamó la República Popular de Mozambique. «La lucha continúa», afirmó Samora Machel, líder revolucionario y primer presidente de Mozambique independiente, manifestando solidaridad con los combatientes por la libertad de Zimbabwe y Sudáfrica. El gobierno del FRELIMO decretó la nacionalización de la enseñanza, la atención médica, la banca extranjera y de varias trasnacionales. Se promovieron aldeas comunales que nucleaban campesinos dispersos, se organizaron formas colectivas de producción y se racionalizó la asistencia médica, técnica y educativa. En 1977, el Tercer Congreso del FRELIMO, en Maputo, se definió por el socialismo, adoptando el marxismo-leninismo como orientación ideológica.

En apoyo a la lucha del pueblo de Zimbabwe, Mozambique bloqueó el comercio exterior del régimen de Ian Smith – pese a su perjuicio en la economía mozambiqueña– y permitió instalar en su territorio bases de combatientes. Esto derivó en duras represalias de los regímenes de minoría blanca, con ataques aéreos e invasiones al país. La independencia de Zimbabwe, en 1980, cambió el panorama político de la región y estrechó el cerco al apartheid, además de abrir expectativas de revitalización de la economía de Mozambique, en el marco de una mayor integración económica del FRELIMO junto a Zimbabwe, Malawi, Lesotho y Swazilandia.

En 1980, Machel inició una campaña orientada a eliminar la corrupción, la ineficiencia y la burocratización en los organismos y empresas del Estado; se comenzó un plan de desarrollo económico, con grandes inversiones en agricultura, transporte e industria. Estos proyectos fueron afectados por el deterioro de las relaciones con Sudáfrica, que invadió Mozambique (como en el ataque, en 1981, al suburbio de Matola, en Maputo), y apoyó al Movimiento Nacional Mozambiqueño (RENAMO), formado por ex salazaristas y mercenarios. Sudáfrica atacó a los refugiados antirracistas residentes en Mozambique, y la RENAMO se concentró en objetivos económicos y en amedrentar a la población rural. En 1982, el gobierno reprimió el mercado clandestino y lanzó una ofensiva militar contra la RENAMO en la sierra de Gorongosa.

En 1983, el Cuarto Congreso del FRELIMO debatió cambios en la política económica del gobierno, tales como la reducción de los grandes proyectos agrícolas y la prioridad de concesión a inversiones menores. Los delegados asistentes eran, en su mayoría, campesinos, y se duplicó el número de mujeres en la composición del Congreso de 1977. La idea de crear pequeñas unidades agrícolas e industriales surgió de revisar el proyecto de las grandes haciendas estatales, consideradas responsables en su mayoría de la excesiva centralización, la burocratización y la ineficiencia económica.

En 1985, Mozambique sufrió las acciones terroristas de RENAMO, y una sequía que diezmó el ganado (cayó 70% de la producción) y redujo un 25% la producción de cereales. La ayuda encubierta de Sudáfrica a RENAMO fue denunciada por Machel, quien la calificó como una violación de los Acuerdos de Nkomati (marzo de 1984), en los que se firmó un tratado de no agresión entre ambos países.

A la angustiante situación económica y militar se sumó, el 19 de octubre de 1986, la muerte de Machel en un accidente aéreo, mientras volvía de un encuentro de presidentes en Zambia (hasta hoy se desconoce si el avión se estrelló por accidente o si fue un acto de sabotaje). Los presidentes Kenneth Kaunda (Zambia), Mobutu Sese Seko (Zaire, actual RD Congo), José Eduardo Dos Santos (Angola) y el propio Samora, habían debatido para aunar esfuerzos con los que enfrentar las agresiones de Sudáfrica a los países independientes de África Austral, y de la UNITA y la RENAMO en Angola y Mozambique. A fines de ese año, el Comité Central del FRELIMO eligió a Joaquim Chissano (ministro de Relaciones Exteriores) presidente, y comandante de las Fuerzas Armadas.

En 1987, el gobierno mozambiqueño revisó la estrategia económica adoptada luego de la independencia. Se aprobó una política más flexible para inversores extranjeros y se estimuló la inversión de los productores locales, en los que constituyen los primeros pasos para adoptar una economía mixta (modelo económico que adoptó el FRELIMO en el Congreso de 1989). El partido abandonó en ese momento las referencias al marxismo-leninismo como ideología orientadora. En 1990, comenzaron las negociaciones de paz entre el gobierno de Maputo y la RENAMO, facilitadas por la nueva Constitución de Mozambique (que admitía un sistema multipartidista). La necesidad del partido único fue uno de los argumentos de los rebeldes para justificar sus acciones terroristas.

En 1991 las autoridades de la provincia de Manica –una de las más fértiles del país– declararon estado de emergencia por la sequía –considerada la peor en 40 años– que acabó con la mayoría de los cultivos y provocó enormes carencias entre los casi 300 mil habitantes de la zona. Ese año, el gobierno de Mozambique y la RENAMO firmaron en Roma un acuerdo que preveía el reconocimiento del movimiento rebelde como un partido legal, en un protocolo que fue considerado el paso previo a un acuerdo de paz (del que dependería la refinanciación de la deuda externa, de 1.600 millones de dólares). Además de establecer la realización de elecciones, el protocolo implementó nuevas leyes partidarias, libertad de información, expresión y asociación. El primer ministro Mário da Graça Machungo señaló que el país sufría la interrupción de la ayuda de la ex URSS y de los países de Europa del Este. La RENAMO continuó sus acciones y las elecciones previstas para 1991 se postergaron. Entretanto, se fundó el Partido Liberal y Democrático de Mozambique (de oposición) y fracasó un intento de golpe de Estado encabezado por opositores a la paz. Chissano fue reelecto en el VI Congreso del FRELIMO y Feliciano Salamão fue designado secretario general.

En 1992, el nuevo reglamento de partidos políticos fue un gran obstáculo para el avance de las conversaciones de paz en Mozambique. Chissano propuso a la RENAMO un estatuto especial que garantizaba los derechos políticos de sus miembros, pero los rebeldes no aceptaron. La oposición armada tampoco aceptó el mínimo de cien miembros registrados en cada provincia y en la capital para ser inscripta como partido. Con la mediación de Italia, ese año, Chissano y Afonso Dhlakama (RENAMO) firmaron finalmente en Roma un acuerdo de paz que puso fin a 16 años de enfrentamientos, con el saldo de más de un millón de muertos y cinco millones de refugiados. Los puntos del acuerdo incluyeron confinar las tropas de RENAMO y del gobierno, en áreas preestablecidas y la entrega de armas a la ONU, encargada del desarme de ambas partes. Las tropas de Zimbabwe, a cargo del control de las rutas hacia los puertos de Mozambique, debían ser retiradas. El acuerdo previó crear un ejército integrado por fuerzas del gobierno y guerrilleros. En 1992, las divergencias entre las partes provocaron que la ONU interviniera directamente, elaborando un nuevo Plan de Paz que incluyó observadores civiles y una fuerza de 7.500 soldados.

En 1993, la participación del FRELIMO en maniobras militares conjuntas con EE.UU. representó un cambio de actitud hacia Occidente que favoreció la demanda de ayuda exterior. La ONU pospuso las elecciones hasta octubre de 1994, esperando superar el estancamiento del proceso de paz. Tras idas y venidas la RENAMO aceptó participar en el proceso electoral. Chissano fue reelecto con más de 53% de los votos. El FRELIMO obtuvo 44,3% de la elección parlamentaria y la RENAMO el 37,7%. En 1995, el Club de París prometió a Maputo 780 millones de dólares para reconstruir el país, cuya agricultura estaba desmantelada y los campos plagados de minas terrestres.

Durante 1996, el programa privatizador del gobierno continuó: más de 900 compañías estatales –sobre un total de 1.200– fueron vendidas. La inflación llegó a 5,8%, el guarismo más bajo desde que el Banco Mundial y el FMI supervisaran la economía del país.

La apertura de relaciones comerciales con Sudáfrica, en 1998, posibilitó el crecimiento económico del país, que en 1999 fue uno de los más altos del mundo (11%). En las elecciones legislativas y presidenciales de ese año triunfó el FRELIMO (Chissano resultó reelecto) y la RENAMO denunció fraude. En 2000, más de 40 personas fueron asesinadas durante las protestas de la RENAMO, que denunciaron la manipulación de los padrones en las elecciones del año anterior. Entretanto, los observadores internacionales declararon que éstas habían sido justas y libres.

En 2000, importantes acreedores aprobaron una moratoria para el pago de la deuda. Las inundaciones de ese año (más de un millón de personas fueron desplazadas y más de 200 murieron en la catástrofe) devastaron el país. En un gesto de solidaridad, Alemania promovió la idea de cancelar la deuda de Mozambique, de casi 1.500 millones de dólares. Ese año, fue asesinado el periodista Carlos Cardoso, editor del diario independiente Metical, que investigaba la corrupción política y empresarial. Poco después, seis personas –entre ellos dos importantes empresarios– fueron acusadas formalmente.

En 2002, el FRELIMO eligió a Armando Guebuza (independiente), como candidato para las elecciones presidenciales de 2004; Chissano declinó presentarse por tercera vez. Ese año, dos personas acusadas del asesinato del periodista Cardoso alegaron en el juicio que el hijo del presidente Chissano, Nymphine Chissano, estaba vinculado al hecho.

En febrero de 2004 fue asesinada en Nampula, al norte de Mozambique, la misionera luterana Doraci Edinger, quien se encontraba amenazada luego de haber denunciado, a fines de 2003, la existencia de una red de tráfico de órganos humanos que operaba en la región.

Tras probarla sobre 1.600 niños mozambiqueños, en octubre, científicos y compañías farmacéuticas presentaron la vacuna contra la malaria, las pruebas confirmaron «la seguridad de la vacuna entre niños de edades comprendidas entre uno y cuatro años», según una declaración emitida por el equipo médico.

El candidato del FRELIMO, Guebuza, resultó ganador en las elecciones presidenciales de diciembre, con el 64% de los votos. No obstante, la RENAMO calificó los comicios de fraudulentos. Según el jefe de la Misión de Observación de la Unión Europea (MOE), Javier Pomés, el proceso electoral estuvo plagado de irregularidades, aunque estimó que las mismas no fueron suficientes para revertir el resultado. El jefe del gabinete electoral de la RENAMO, Antonio Namburete, se negó a validar la elección. Chissano, por su parte exhortó a la oposición a ocupar sus escaños parlamentarios «con dignidad» y a contribuir al desarrollo del país.

En diciembre, más de 5 años después del crimen, el asesino del periodista Carlos Cardoso, Aníbal «Anibalzinho» dos Santos se presentó ante la corte –luego de que en dos oportunidades debiera suspenderse el juicio por los misteriosos escapes de prisión del acusado–. En enero de 2006, Anibalzinho fue sentenciado a 30 años de cárcel.

El FMI cuestionó, en febrero de 2006, los megaproyectos en Mozambique, como MOZAL –una industria de fabricación de aluminio–, HCB –una de las más grandes represas hidroeléctricas de África– o la petrolera Sasol. Según el FMI, estos emprendimientos debían ser estrictamente controlados para evitar procedimientos poco transparentes de distribución de beneficios (un eufemismo para referirse a la corrupción). Dicho organismo estimó que, por estar instalados en zonas con regímenes fiscales especiales, solían dejar al Estado anfitrión beneficios muy marginales.

La gran cantidad de lluvias caídas en las primeras semanas de febrero de 2007 provocaron serias inundaciones en todo el país. Según estimaciones de ONU, unas 40 mil hectáreas de cultivos fueron completamente destruidas, mientras que otro tanto sufrió daños. Cientos de personas murieron y más de 80 mil fueron desplazadas. A fines del mismo mes, el ciclón Fabio golpeó Mozambique con vientos de más de 200 kilómetros por hora, lo que agravó aún más la situación y elevó a cerca de 100 mil el número de desplazados. El Programa Mundial de Alimentos decretó zona de desastre y solicitó a la comunidad internacional la ayuda urgente para tratar de paliar una situación que se tornaba cada vez más grave.