Se cree que entre el IX y VII milenio a.C., emigraron al territorio de la actual Noruega tribus germánicas, al retirarse los glaciares de las costas del norte de Europa. Grabados rupestres muestran que conocían la navegación y los esquíes para desplazarse sobre la nieve. Cuando los escandinavos llegaron, aproximadamente en el siglo I d.C., los sami, pastores que hacía milenios poblaban las tierras, fueron expulsados hacia el norte.

La historia escrita sitúa el origen de la nacionalidad y la cristianización de Noruega en el período de los años 80 a 1030 d.C. El rey vikingo Harald Harfagre, considerado el fundador de la nación, tomó control de gran parte del país tras derrotar a sus rivales en la batalla naval de Hafrsfjord, cerca de la ciudad de Stavanger.

Las expediciones de los vikingos llevaron el imperio hasta Groenlandia en el oeste e Irlanda en el sur. Según la historia oficial, en 1002 el noruego Leif Erikson y sus hombres partieron de Islandia y, siendo los primeros europeos que atravesaron el océano Atlántico, llegaron a América del Norte, a la que llamaron Vinlandia.

Al final de la era de los vikingos, Noruega era un reino independiente cuyo monarca era electo en cuatro asambleas regionales de campesinos (lagtings). Hijos legítimos e ilegítimos del rey tenían iguales derechos de sucesión ante las lagtings. En los siglos XI y XII, eran frecuentes los dobles reinados, sin conflictos.

El rey Magnus III Barfot (1073-1103) conquistó las islas escocesas Orkneys y Hébridas. Sus tres hijos gobernaron juntos, impusieron el diezmo, fundaron monasterios y construyeron catedrales. Las disputas entre el monarca y la iglesia desencadenaron, a comienzos del siglo XII, una guerra civil que duró cien años, hasta la coronación de Haakon IV, en 1217.

El nuevo rey reorganizó la administración, impuso la monarquía hereditaria y firmó un tratado con Rusia sobre la frontera norte. Groenlandia e Islandia aceptaron la unión personal con el rey que, con las islas escocesas y Faeroe, dominó la máxima extensión del Imperio Noruego.

La peste negra mató cerca del 50% de la población noruega entre 1349 y 1350. Con las clases altas diezmadas, el reino recurrió a daneses y suecos para ocupar los altos cargos del gobierno y de la iglesia, pero perdió el control sobre sus dominios y las regiones aisladas organizaron formas autónomas de administración.

El ascenso de la reina Margarita de Dinamarca, en 1387, facilitó la unión de los países escandinavos. Fue coronada reina de Suecia en 1389; en 1397, su sobrino adoptivo Erik fue nombrado en Kalmar, Suecia, rey de toda la Escandinavia. Con la Unión de Kalmar, Noruega fue gradualmente subordinada y al final convertida en provincia de Dinamarca.

Desde 1523, el consejo de administración noruego buscó mayor independencia de Dinamarca, pero el predominio de obispos católicos en su seno dificultó el apoyo de Suecia. Al fin de la guerra civil de los años 1533-36, el consejo fue abolido. En 1537, el rey danés impuso la religión luterana y desde entonces la Iglesia noruega es estatal.

La situación social noruega, en esa época, era mejor que la danesa. Los terratenientes explotaban la madera de la región, y había un numeroso proletariado rural. La mayoría de la población estaba integrada por campesinos y pescadores. Las ciudades no superaban los 15 mil habitantes.

Al final de las Guerras Napoleónicas, en forma unilateral, Dinamarca cedió Noruega a Suecia. En 1814, en Asamblea Constituyente, los noruegos proclamaron la independencia. Suecia restableció su dominio por la fuerza pero, en 1905, Noruega recuperó pacíficamente su soberanía.

Durante la subordinación a Suecia, la mayor parte de la ley de 1814 continuó en vigor. La Constitución noruega es una de las más antiguas del mundo, sólo superada por la de Estados Unidos, y se basa en los principios de soberanía nacional, división de poderes y derechos humanos inviolables.

Tras una enmienda constitucional, en 1884, los noruegos adoptaron la monarquía parlamentaria. En 1905, el príncipe danés Carl fue elegido rey de Noruega con el nombre de Haakon VII. Hasta 1914, el país registró una rápida expansión económica. La riqueza hidroeléctrica de la región permitió un gran desarrollo industrial.

Ante la preocupación general, ya que hacia 1906 el 75% de las presas hidroeléctricas noruegas pertenecían a capitales extranjeros, el Parlamento aprobó, en 1909, leyes de protección de los recursos naturales del país.

El voto universal, que regía sólo para los hombres desde 1898, fue ampliado a las mujeres por las reformas aprobadas en 1907 y 1913. Una consecuencia de la industrialización y del sufragio universal fue el crecimiento del Partido Laborista (PL).

Durante la Primera Guerra Mundial, Noruega intentó mantenerse neutral, pero las potencias lo obligaron a cortar el comercio con Alemania. El sentimiento anti-alemán de la población era fuerte, sobre todo por los diversos accidentes causados por los submarinos de guerra.

A diferencia del resto de la socialdemocracia europea occidental, el PL de Noruega, con izquierda mayoritaria, ingresó en la Tercera Internacional Comunista en 1918. Sin embargo, no se sometió a la centralización exigida por el Partido Comunista de la URSS y se desvinculó del Komintern en 1923.

A pesar de las dificultades económicas y los conflictos laborales –la desocupación llegó a un 20% en 1938–, Noruega tuvo una vigorosa expansión industrial en los años de entreguerra. El gobierno extendió la legislación social a las pensiones por vejez, la licencia laboral obligatoria y el seguro de desempleo.

En 1940, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Noruega fue invadida por Alemania, tras dos meses de lucha. El rey Haakon y el gobierno se exiliaron en Londres, desde donde coordinaron la resistencia. Vidkun Quisling, se proclamó jefe de Estado y estableció la ley marcial para los integrantes de la resistencia. Los alemanes se retiraron en mayo de 1945 y Quisling fue ejecutado por traición al regreso del rey Haakon. Éste murió en 1957 y fue sucedido por su hijo, Olaf V.

El PL gobernó continuadamente desde 1935 (salvo por la ocupación nazi) hasta 1965, cuando el PL perdió la mayoría parlamentaria y Per Borten, líder del Partido Centrista, fue nombrado primer ministro, pero renunció en 1971, por la crisis generada al conocerse que había revelado informaciones confidenciales en negociaciones con la CEE.

En la posguerra, Noruega, abandonando su neutralidad, se incorporó a la OTAN. Fue miembro también del Consejo Nórdico desde 1952. La integración a la Comunidad Económica Europea (CEE) fue rechazada en un plebiscito celebrado en 1972. Ingresó a la Asociación Europea de Libre Intercambio (AELI) en 1960. A fines de esa década, fueron descubiertos grandes depósitos de petróleo en el sector noruego del mar del Norte.

Pese a la derrota de su iniciativa de ingreso a la CEE, el PL se mantuvo en el poder en las décadas de 1970 y 1980, a veces aliado con el Partido de Izquierda Socialista (SVP). En febrero de 1981, al renunciar por razones de salud el primer ministro Odvar Nordli, el PL designó a Gro Harlem Brundtland, la primera mujer en ocupar el cargo.

Desde comienzos de la década de 1970, Noruega y la URSS mantuvieron en litigio sus derechos sobre el mar de Barents. En 1977, Noruega extendió su soberanía marítima a las 200 millas y delimitó una zona de protección pesquera en su territorio de Svalbard para lograr un control más efectivo de la pesca en sus aguas territoriales (si bien abundante, peligrosamente sobreexplotada). Un acuerdo temporal firmado en 1978 definió una «zona gris» para la administración conjunta de la pesca.

En 1981 se firmó con Islandia un acuerdo sobre derechos de minería y pesca, pero una disputa similar con Dinamarca, en torno de Groenlandia, debió ser sometida a la Corte Internacional de Justicia.

En mayo de 1986, tras cuatro años de gobiernos conservadores, el PL volvió a ganar, con la ex primera ministra Gro Harlem Brundtland, quien nombró 8 mujeres ministras en 18 miembros de su gabinete. Durante su administración un número importante de mujeres ocuparon altos cargos de gobierno.

Las relaciones con Estados Unidos se vieron afectadas en 1987 debido a las exportaciones de «agua pesada» (utilizada en reactores nucleares) por la empresa estatal noruega Kongsberg Vapenfabrikk (KV), contrariando las restricciones de la OTAN sobre venta del material a ex miembros del Pacto de Varsovia y otras naciones del Tercer Mundo.

Rumania y la ex República Federal de Alemania (RFA), que reexportaron el producto a India, se comprometieron entonces, junto con Israel, a no revenderlo sin autorización noruega y a usarlo sólo con fines pacíficos. El litigio se superó recién en 1988 cuando Noruega prohibió todas sus exportaciones de «agua pesada».

Ese año, la amenaza de EE.UU. de imponer sanciones por la caza de ballena quedó sin efecto cuando Noruega acordó reducirla a sus necesidades de estudio científico. Pero, en 1990 el gobierno de Oslo anunció su intención de reiniciar la industria ballenera tradicional.

En 1988, el aumento de la concentración de algas en el sur y la depredación causada por las focas migratorias en el norte afectaron seriamente la pesca. No obstante, durante 1989 Noruega prohibió la caza de crías de focas, porque Suecia suspendió las importaciones de pescado a raíz de las matanzas del animal.

La «lluvia ácida» generada por las industrias de la península de Kola, al este de Noruega, y los supuestos incendios en submarinos atómicos soviéticos, aguas al norte, que los soviéticos siempre negaron, provocaron protestas. En 1989, Noruega y la URSS acordaron intercambiar información sobre accidentes marítimos.

La popularidad del PL pasó de 41% en 1985 a 37% en 1989 y bajó más aún por las dificultades económicas, enfrentadas por medio de un severo plan de austeridad. Los ingresos y el consumo bajaron, el desempleo llegó a 6%, cifra sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

G. H. Brundtland renunció en julio de 1989, tras el acuerdo de los partidos Conservador, del Centro y Demócrata Cristiano. En la elección de ese año, los laboristas y conservadores perdieron votantes en favor de los partidos más radicales. En noviembre de 1990, G.H. Brundtland asumió nuevamente como primera ministra.

En 1991, el rey Olaf V murió; fue sucedido por su hijo Harald V.

En enero de 1992, el consulado noruego en Sudáfrica pasó a ser una embajada, debido a la evolución positiva del país luego de las sanciones comerciales impuestas por Noruega y otros países contra el apartheid. El ministro de Relaciones Exteriores, Johan Juergen Holst, fue intermediario en las negociaciones entre la OLP y el gobierno israelí.

Pese a los desacuerdos internos, Noruega solicitó el ingreso a la Unión Europea (UE) a fines de 1992. Los sindicatos consideraban que se pondría en peligro la soberanía, mientras que muchos empresarios –en particular los vinculados con el sector exportador– querían tener pleno acceso al mercado de la Unión.

El ingreso debía ser aprobado por un referéndum, fijado para noviembre de 1994. La campaña dominó gran parte de la vida política durante dos años y giró en torno a tres temas principales: la explotación de la riqueza petrolera, la política regional y la política pesquera.

Con los socialdemócratas y los conservadores como únicos partidarios del ingreso, un ajustado 52,4 % en contra bloqueó la integración de Noruega a la UE.

En 1994, continuó la expansión económica y el descenso del desempleo. En 1995, la desocupación llegó a 4,8% y se estimaba que continuaría su tendencia.

En octubre de 1996, el laborista Thorbjorn Jagland asumió la jefatura del gobierno, tras la renuncia de Gro Harlem Brundtland.

Tras los comicios de setiembre de 1997, Jagland debió renunciar. El PL obtuvo 35% de los votos y 65 cargos, de un total de 165. El primer ministro había anunciado que se iría si su partido no obtenía 36,9% de los sufragios, porcentaje alcanzado en 1993.

El democristiano Kjell Magne Bondevik fue designado primer ministro. Una coalición de tres partidos «centristas» se hizo cargo del gobierno, sumando sólo 43 votos en el Parlamento. En una de sus primeras medidas, Bondevik invirtió parte de los ingresos por las ventas de petróleo a la salud y la educación.

En 1997, la economía creció por quinto año consecutivo. Sin embargo, a principios de 1998, Noruega (décimo exportador mundial de petróleo) empezó a sufrir las consecuencias de la caída de los precios, tras la crisis en el sudeste asiático, el mayor importador mundial de petróleo.

Una polémica sobre la instalación de las primeras centrales energéticas a gas, en 2000, terminó con la renuncia de Bondevik, quien sostenía que las estaciones liberarían demasiado dióxido de carbono en la atmósfera. Los partidos de oposición insistieron en que se debía evitar, por todos los medios, incrementar los gastos de importación de combustibles.

El líder laborista Jens Stoltenberg, primer ministro desde marzo de 2000, conformó su gabinete con veteranos de su partido y designó mujeres para aproximadamente la mitad de los cargos. Noruega inició la mediación entre el gobierno de Sri Lanka y los separatistas tamiles.

En setiembre de 2000, la «otra nación noruega», los sami, que por 20 años habían tratado de clarificar los derechos sobre la tierra, protestaron por un proyecto gubernamental de explotar una mina de oro en la norteña región de Pasvik. El parlamento sami, un organismo asesor sin poder de decisión, exigió ser consultado al respecto y reiteró que estaba en juego su supervivencia, basada en la pesca y el pastoreo de renos. Por siglos, la propiedad sobre la tierra estuvo restringida a los hablantes de noruego, por lo que los sami no podían reclamarla. Recién en 1960 el idioma sami pudo ser hablado en las escuelas.

A comienzos de 2001, el gobierno decidió restablecer las exportaciones de grasa y carne de ballena, levantando así la veda impuesta a causa de las presiones internacionales. Organizaciones ecologistas argumentaron que esto afectaría a especies en peligro de extinción. La matanza de lobos grises, considerados una amenaza para los ganados, enfrentó a Oslo con Suecia, que los consideraba una especie en peligro. Simultáneamente, el ministerio, además de promover la caza de focas como atracción turística, propuso la matanza de delfines para investigaciones científicas.

Benjamin Hermansen, un joven activista noruego-ghanés, fue apuñalado hasta morir en enero del 2001 por seis integrantes del grupo neo-nazi Boot Boys, quienes fueron arrestados y juzgados más tarde.

El partido laborista no obtuvo suficientes votos para tener la mayoría en las elecciones generales de setiembre de 2001. Un mes más tarde se formó una coalición de tres partidos: el Partido Conservador, el Partido Popular Cristiano y el Partido Liberal, quienes unidos apoyaron al derechista Partido del Progreso y a Kjell Magne Bondevik como nuevo primer ministro.

En 2002, grupos ambientalistas continuaron intentando frenar la caza de ballenas, cuya grasa era exportada principalmente a Japón, alertando a los consumidores sobre los daños que su caza producía a diversas especies nórdicas en peligro de extinción. El gobierno noruego insistió en que existían políticas de control sobre la explotación del animal.

Una huelga de los trabajadores petroleros afectó seriamente la producción de crudo del país. La disputa laboral de junio de 2004 en reclamo por mejores pensiones y mayores restricciones al empleo temporal, comenzó en la empresa estatal Statoil y afectó luego a las corporaciones ExxonMobil y ConocoPhilips. Después de cinco días de protesta, la producción de Noruega se redujo en 375 mil barriles al día, un 12% de su promedio diario. Finalmente, ante la amenaza de un paro total en la producción, el gobierno impuso un arbitraje obligatorio.

A raíz de la conmemoración de los 100 años del referéndum que selló la independencia de Noruega respecto a Suecia, en junio de 2005 el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, calificó el evento como una inspiración para todos aquellos que trabajan por la causa de la paz en el mundo.

En las elecciones de setiembre, Bondevik fue derrotado por una alianza de centro izquierda encabezada por el laborista Jens Stoltenberg, quien asumió ese mes como premier. En su campaña, Stoltenberg, de profesión economista, había prometido gastar más del dinero proveniente del petróleo en el bienestar social.

En marzo de 2006, Noruega aprobó aumentar la exploración de petróleo en sus aguas árticas. De todos modos, a fin de proteger el medio ambiente, acordó restringir las perforaciones en determinadas áreas hasta el año 2010. Grupos ambientalistas criticaron la decisión, argumentando que, si bien la fecha 2010 podía ser mucho tiempo en política, para la naturaleza era un instante.

Noruega fue destacado como el país más pacífico del mundo en un informe realizado por la Unidad de Inteligencia Económica de la revista The Economist publicado en mayo de 2007. El informe se realiza en base a tres factores fundamentales: niveles de violencia, crimen organizado y el gasto militar.