Los sármatas y escitas habitaban antiguamente la parte meridional del actual territorio de Rusia. A la parte septentrional llegaron los eslavos (indoeuropeos) que invadieron el territorio en los primeros siglos del Imperio Romano. En el siglo III d.C. los godos conquistaron la región situada entre el mar Báltico y el mar Negro, pero fueron expulsados por los hunos en el siglo IV. A ellos le siguieron en la invasión de Rusia, todos los pueblos nómades del Norte, que luego destruyeron el Imperio de Roma.

A principios del siglo IX los varegos (vikingos suecos) formaron pequeños reinos en la región del lago Ladoga y constituyeron una aristocracia comercial y guerrera que se superpuso a la población autóctona. Los territorios dominados por los varegos se unificaron y, bajo Rurik el normando, formaron el reino de Nóvgorod.

En 882 Oleg el Sabio unificó el norte (Nóvgorod) y el sur (Kiev) y creó el primer estado ruso, conocido como «Antigua Rus», que tuvo a Kiev como capital. En el siglo IX se consolidó la ruta comercial entre el Báltico y el Mar Negro («ruta de los varegos a los griegos»).

En 944 Ígor, tras una fracasada incursión en Constantinopla, firmó un tratado comercial con Bizancio y abrió el principado a la influencia cristiana.

Vladimir (980-1015) afirmó la organización jurídica y territorial del estado ruso y, en 988, se convirtió al cristianismo y lo adoptó como religión estatal. Escogió el rito bizantino, maravillado por su belleza y pompa.

Sviatopolk, sucesor de Vladimir, mató a tres de sus hermanos para mantenerse en el poder, pero Yaroslav, el cuarto hermano, lo derrocó y asumió la jefatura suprema en Kiev. Luego de su muerte en 1054, Rusia se desmembró en numerosos principados, dominados por conflictos y rivalidades.

Los siglos XII y XIII fueron de declive político, económico y cultural. Los principados, con excepción de los del gran Nóvgorod y Pakov, se derrumbaron jaqueados por teutones y mongoles. En 1242 el príncipe Alejandro de Nóvgorod derrotó a los primeros en la célebre «batalla sobre el hielo» del lago Chudskoye, cerca del río Neva. Por esa victoria obtuvo el título de Nevski.

En 1245 el dominio mongol (tártaro) sobre el área rusa se consolidó. El príncipe Dmitri de Moscú los derrotó en 1380 en la batalla de Kulikovo, cerca del Don, lo que comenzó el proceso de liberación.

En 1439 los rusos abandonaban la Iglesia griega y formaban una iglesia propia (ruso ortodoxa).

En 1480, Ajmat, último khan de la Horda de Oro, no se atrevió a batallar contra las tropas del príncipe Iván III, quien terminó el proceso de unificación de las tierras rusas bajo la égida de Moscú.

En 1547 se entronizó en Moscú Iván IV, llamado el Terrible por su despotismo. Estableció la servidumbre (por la cual los campesinos quedaban atados a la tierra por deuda), asesinó o deportó a los boyardos (nobleza) y quiso crear un imperio mundial ortodoxo. A su muerte el reinado cayó en la anarquía a raíz de las luchas por la sucesión.

En 1598, con la muerte de Fiódor, hijo de Iván, cesó la dinastía reinante. Fue elegido el boyardo Boris Godunov y se inició el «Período de las revueltas» (1605-1613), época de hambre y agitación.

En 1612 un levantamiento patriótico expulsó a las tropas polacas que habían llegado hasta Moscú y se habían establecido en la ciudad. La asamblea imperial eligió zar al boyardo Mijaíl Románov, quien inició la dinastía de ese nombre.

Con los Románov, Rusia se convirtió en una monarquía absoluta, administrada por una eficiente burocracia y una oligarquía de nobles, mercaderes y obispos integrados en la estructura estatal. Bajo el zar Alexis la Iglesia ortodoxa se escindió debido a la reforma que realizó Nikon, el patriarca de Moscú, para readaptarla a la ortodoxia griega, en 1653. Parte del clero tradicionalista («viejos creyentes») discrepó y su portavoz, el arcipreste Habacuc, fue quemado en la hoguera.

En el siglo XVII, la economía creció rápidamente, no sólo por la expansión territorial, sino también por el comercio de productos forestales y semielaborados con Inglaterra y Holanda, así como por la explotación de los recursos naturales de Siberia.

Bajo el reinado de Pedro I, que comenzó en 1869, comenzó la edad moderna en Rusia. El zar intentó «europeizar» el país a su manera despótica. El aparato policial pasó a ser esencial para asegurar la viabilidad del sistema autocrático. Aplastó implacablemente la conspiración de los boyardos conservadores de Moscú y mandó torturar y ejecutar a su hijo Alexei, aliado con ellos. En 1703 Pedro fundó San Petersburgo, donde instaló la capital imperial.

En política exterior, luego de la Gran Guerra Nórdica (1700-1721) que el zar llevó adelante contra Suecia, Rusia obtuvo el libre acceso al mar. Después de triunfar en la guerra contra Persia, extendió las fronteras del sur hasta el Mar Caspio. La expansión territorial, económica y comercial de esta época hizo de Rusia una de las mayores potencias europeas y, a la vez, un mosaico de etnias y culturas difícilmente asimilables en una sola nación.

En 1762 asumió el trono Catalina II la Grande, quien difundió los principios de la Ilustración pero refrendó jurídicamente los privilegios de los nobles (Carta de la Nobleza). El imperio continuó su expansión (se anexó parte de Ucrania, de Polonia, Lituania y Crimea).

Mientras el Estado y los nobles rusos se enriquecieron (los gastos de la corte absorbían el 50% del presupuesto del Estado), la miseria de siervos y campesinos se incrementó.

La Revolución Francesa y la lucha contra el absolutismo influyeron en la intelectualidad rusa, que reclamó libertades e igualdad social. El emperador Pável I (1796-1801) reaccionó con extrema dureza, impuso la censura cultural, el exilio interno e incluso prohibió los viajes al exterior.

Alejandro I inició su reinado con reformas de corte liberal, aunque luego se convirtió en paladín de la reacción. En 1812 las tropas de Napoleón invadieron Rusia. La Guerra Patria, en la cual combatieron también los guerrilleros campesinos, terminó con el triunfo del ejército ruso comandado por el mariscal Kutúzov. La victoria convirtió a Rusia en primera potencia del continente.

Frente al absolutismo imperial se formaron sociedades secretas que luchaban por la liberación de los campesinos, el reparto de tierras y la aprobación de una Constitución. Nicolás I («el gendarme de Europa») inició su gobierno con la sangrienta represión a la «insurrección decabrista», que se transformó en símbolo de la juventud revolucionaria. Teórico convencido de la monarquía de derecho divino, el zar se encargó de perpetuar los privilegios de la aristocracia e impedir el avance del liberalismo.

En política exterior su objetivo fue la represión de los movimientos revolucionarios iniciados en 1848 en Polonia, Alemania y Hungría y la desmembración de Turquía. Para esto último se embarcó en la Guerra de Crimea contra Inglaterra y Francia (1853-1856). La guerra, mal manejada por ambas partes, puso en evidencia el atraso de la administración, el ejército y la economía rusos.

El zar Alejandro II comenzó la era de las reformas (1856-1874): abolió la servidumbre que afectaba a 40 millones de campesinos, reformó el sistema judicial, redujo la censura y aceptó la autonomía de la Universidad. Sin embargo el hambre de tierras y la miseria campesina continuaban y fueron el fermento de una situación revolucionaria. Se multiplicaron las sociedades secretas como «Tierra y Libertad» o «Voluntad del pueblo». Esta última asesinó al zar Alejandro II en 1881. Sus principales líderes fueron ahorcados.

Alejandro III continuó con el absolutismo autocrático basado en la Iglesia y en una temible policía política (Ochrana) que controlaba desde las escuelas hasta la Justicia. Su política además estuvo dirigida a una radical rusificación de las zonas fronterizas.

Las ideas socialistas llegaron a Rusia de la mano de Plejánov, quien estaba en contacto con Marx y Engels y fundó el primer grupo socialdemócrata. En 1898 el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) fue desarticulado pero se reorganizó en el extranjero en torno a Plejanov, Vera Zasulich, Pavel Axelrod y Vladimir Ilich Ulianov (Lenin).

En el segundo Congreso realizado en 1903 en Bruselas y en Londres, el partido se dividió en dos fracciones: la de los «mencheviques» que defendían un socialismo evolutivo y la de los «bolcheviques», liderados por Lenin, que proclamaban la insurrección y la dictadura del proletariado.

La guerra contra Japón (1904-05) condujo a la Primera Revolución Rusa. El 9 de enero de 1905 el ejército abrió fuego en San Petersburgo contra miles de manifestantes. La insurrección se generalizó. Hubo huelgas y levantamientos como el de los marineros de Odesa (acorazado «Potemkin») y el de la guarnición de Kronstadt.

Nicolás II se comprometió a promulgar una Constitución y convocar a la Duma (Parlamento). Los reclamos políticos y sociales de la primera Duma («de la esperanza») fueron rechazados por el zar, que la disolvió y aplastó la revolución.

En 1907 fue elegida la segunda Duma («de la cólera popular») con la presencia del POSDR. El problema principal seguía siendo la tierra. El primer ministro Stolipin promovió una reforma agraria para crear una clase media de campesinos (kulaks), pero no tuvo éxito y fue asesinado. La segunda Duma también fue disuelta. Por una reforma electoral, las Dumas siguientes tuvieron mayoría conservadora.

La entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial precipitó la crisis del régimen. Las pérdidas de guerra y el hambre agudizaron el descontento popular y terminaron en la Revolución de febrero de 1917: cuerpos del ejército se pasaron a los revolucionarios y en San Petersburgo se creó el primer Consejo de Obreros y Soldados («Soviet»).

Nicolás II abdicó y la Duma estableció un nuevo Gobierno Provisional, mientras los Soviets se multiplicaban. Con el apoyo del gobierno alemán, Lenin llegó a Rusia en un vagón sellado y enunció la llamada Tesis de Abril («todo el poder a los Soviets») que proclamaba la constitución de una república socialista de Soviets, la nacionalización de la banca y la eliminación de la propiedad privada. Pronto empezó a crecer su influencia en los Soviets y surgió la dualidad de poderes entre éstos y el Gobierno Provisional del primer ministro Alexandr Kerensky.

La decisión de proseguir la guerra y la persistencia de las dificultades de la población hicieron perder la credibilidad en el Gobierno Provisional. Los bolcheviques exhortaron a «convertir la guerra mundial en una guerra civil». El 25 de octubre (7 de noviembre), Lenin dirigió la insurrección que derrocó el gobierno e instauró la primera república socialista. A comienzos de 1918 los bolcheviques disolvieron la Asamblea Constituyente, en la cual tenían la mayoría los socialistas revolucionarios (SR).

El gobierno soviético (Consejo de Comisarios del Pueblo) aprobó la paz «sin anexiones ni indemnizaciones», la abolición de la propiedad privada de la tierra (se expropiaron sin indemnización 150 millones de hectáreas) y su entrega a los campesinos, la nacionalización de la banca, el control obrero de las fábricas, la creación de una milicia y de los tribunales revolucionarios, la abolición de privilegios de clase y del derecho de herencia, la separación entre la iglesia y el estado y la igualdad de derechos para hombres y mujeres.

En julio de 1919 se creó la República Federal Socialista y Soviética Rusa (RSFSR), que adoptó una Constitución basada en el sistema de Soviets y la dictadura del proletariado. Ese mismo mes, el zar Nicolás II y su familia fueron ejecutados.

Inmediatamente hubo intentos de restaurar el antiguo régimen por parte de grupos anti-bolcheviques («blancos») dirigidos por ex generales del zarismo que recibieron el apoyo de Alemania, Francia e Inglaterra. Fue el inicio de la guerra civil (1918-20). El Ejército Rojo, comandado por León Trotsky, Comisario del Pueblo para la Defensa, derrotó la intervención extranjera y puso fin a la guerra.

Durante ese período el gobierno soviético implantó el «comunismo de guerra» (nacionalizó los medios de producción y centralizó la planificación económica). Luego del fracaso de esta política, que provocó una caída de la producción industrial y agrícola y amenazó con el hundimiento económico, el X Congreso del Partido Comunista de Rusia aprobó la Nueva Política Económica (NEP). Hubo un retorno a formas capitalistas («capitalismo de Estado»), se dio libertad para la fijación de salarios, el comercio interior, la formación de empresas privadas y la inversión extranjera. El Estado retuvo el control del comercio exterior, la gran industria y la construcción (propiedad estatal). Se afirmó la dictadura del Partido Comunista (con la prohibición en 1921 de toda oposición dentro del partido) y la creación de la Tcheka (policía política revolucionaria).

En abril de 1922 Josef Stalin asumió como secretario general del partido. Luego de la muerte de Lenin en 1924, Trotsky y Stalin disputaron el poder, hasta que éste se convirtió en el gobernante efectivo. Abandonó la NEP, volvió a la planificación centralizada (planes quinquenales) e impuso la colectivización de la propiedad de la tierra, generalizando el régimen de koljoses y sovjoses (cooperativas agrícolas).

En diciembre de 1922 se fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) integrada por la República Rusa, Ucrania, Belarús y la Federación Transcaucásica (Azerbaiján, Armenia y Georgia). Stalin se convirtió en dictador absoluto, liquidando cualquier oposición. Trotsky fue expulsado de la URSS y se refugió en México donde fue asesinado en 1940. Según se estima, la Gran Purga de 1935-1938, por sí sola, costó la vida a 10 millones de personas. En el conjunto de las purgas unos 20 millones murieron.

En 1939, un acuerdo secreto con Alemania (Pacto Mólotov-Ribbentrop) permitió a la URSS ocupar parte de Polonia, así como Rumania, Estonia, Letonia y Lituania. En 1941, Hitler involucró todas sus fuerzas en el ataque a la URSS. A un costo de entre 25 y 30 millones de muertos, el Ejército Rojo hizo retroceder a las tropas alemanas y tomó finalmente Berlín, en mayo de 1945.

En 1945, en la Conferencia de Yalta, las potencias occidentales y la URSS acordaron el reparto de zonas de influencia en Europa. En los países ocupados por el Ejército Rojo (Bulgaria, Hungría, Rumania, Checoeslovaquia, Polonia y Alemania Oriental), los comunistas tomaron el poder y proclamaron repúblicas populares, luego socialistas, según el modelo del PCUS.

En 1956, en el XX Congreso del PCUS, Nikita Khruschev inició un proceso de desestalinización (denuncia del culto a la personalidad y el dogmatismo) que se frenó bajo el gobierno de Leonid Brezhnev en octubre de 1964.

La estrategia de Guerra Fría impulsada por Estados Unidos en la posguerra, como un enfrentamiento en todos los planos entre los sistemas capitalista y socialista, desató la carrera armamentista. En 1955 se creó el Pacto de Varsovia, entre la URSS y sus aliados de Europa Oriental. El enfrentamiento Este-Oeste alcanzó a las armas nucleares y a la carrera espacial, en la que Estados Unidos y la URSS mantuvieron un equilibrio en las décadas de 1960 y 1970.

En diciembre de 1979 la URSS se embarcó en la guerra de Afganistán. Era la primera vez luego de la Segunda Guerra Mundial que su ejército intervenía en un conflicto fuera de Europa del Este. La acción militar fue un desastre para los invasores: 104 votos en la Asamblea General de la ONU condenaron la invasión; 55 países boicotearon los Juegos Olímpicos de Moscú y 13.300 soldados soviéticos murieron en Afganistán sin que la URSS hubiera podido ganar la guerra.

En 1985, Mijaíl Gorbachov asumió la secretaría general del PCUS. Inició un período de cambios basados en la reestructura de la economía (perestroika) y la transparencia en asuntos políticos y culturales (glasnost). Su reforma incluyó la apertura al mercado y al capital extranjero, la democratización interna del Partido y la modificación constitucional para permitir el pluripartidismo En política exterior, retiró las tropas de Afganistán, normalizó las relaciones con China, firmó acuerdos sobre el control de armas con Estados Unidos y cooperó con Washington en 1990 para expulsar a Irak -su antiguo aliado- de Kuwait durante la guerra del Golfo Pérsico.

En abril de 1986, se produjo un gravísimo accidente en uno de los reactores de la central nuclear de Chernobyl, en Ucrania. 135 mil personas tuvieron que ser evacuadas, y hasta 1993 alrededor de 7 mil habían fallecido (ver Ucrania).

En junio de 1991, Boris Yeltsin fue elegido presidente de Rusia. Tras un golpe de Estado frustrado, en agosto, el PCUS fue disuelto después de haber ejercido el poder político durante más de 70 años. El cambio en la URSS desencadenó procesos similares en el este europeo.

Con posterioridad al intento de golpe de Estado comenzaron disturbios en la región de Chechenia-Ingushetia (Cáucaso del Norte). A fines de octubre se celebraron allí elecciones parlamentarias y presidenciales. Asumió el poder el general Dzhojar Dudaev, líder del movimiento nacionalista checheno. A comienzos de noviembre proclamó la independencia de la República de Chechenia, la cual fue sometida a un bloqueo económico por parte de Moscú. Entre tanto Boris Yeltsin asumió la jefatura del estado ruso y Ruslan Jasbulatov (de nacionalidad chechena) la presidencia del Parlamento.

En 1991 el viceprimer ministro Yegor Gaidar continuó, con el apoyo de Estados Unidos y las instituciones financieras internacionales, la liberalización de la economía («terapia de choque»). Los efectos fueron devastaron para la ciudadanía: entre 1990 y 1999 el número de personas viviendo con menos de dos dólares por día fue más que triplicado.

El 8 de diciembre, Boris Yeltsin (Rusia) y los gobiernos de Belarús y Ucrania pusieron fin a la URSS y proclamaron la Comunidad de Estados Independientes (CEI) para sustituirla. En política exterior Rusia asumió la representación formal de la ex URSS. Letonia, Estonia y Lituania se separaron y fueron reconocidas por la ONU.

El presidente Yeltsin declaró que Washington había dejado de ser un rival estratégico de Rusia, y prosiguió la reforma económica, con la liberalización de los precios y la privatización de la industria, la agricultura y el comercio.

En marzo de 1993 el Parlamento trató sin éxito de limitar los poderes de Yeltsin. Tras nuevos desacuerdos, Yeltsin lo disolvió el 21 de septiembre. En Moscú se produjeron violentas manifestaciones de comunistas y nacionalistas. Yeltsin aplastó la revuelta: rodeó el Parlamento con tanques de guerra, bombardeó el edificio y lo tomó por asalto (138 muertos). Líderes opositores, como Rutskoi, vicepresidente del Congreso y el presidente de dicho órgano, Ruslan Jasbulatov, fueron detenidos.

Pocos días después, Yeltsin llamó a nuevas elecciones y convocó un referéndum para reforzar su poder.

Los comicios de diciembre marcaron la derrota de los sectores favorables a Yeltsin, pero 60% de los votantes aprobaron la reforma constitucional que otorgaba mayores poderes al mandatario.

La tensión entre Moscú y los independentistas de Chechenia, república mayoritariamente musulmana, se agravó y en diciembre Yeltsin ordenó la intervención militar. A pesar de las protestas dentro y fuera de Rusia, el presidente mantuvo los ataques militares sobre Grozni, la capital chechena, que fue casi totalmente destruida en 1995.

En diciembre el Partido Comunista, de Guennadi Siugánov, ganó las elecciones legislativas. La victoria de los comunistas hizo temer a Yeltsin una derrota en las elecciones presidenciales de julio de 1996. El presidente trató de modificar su política, entre otras cosas frenando las privatizaciones y nombrando canciller a Evguenni Primakov, un diplomático de la época soviética y allegado a Gorbachov. Todos los candidatos opositores, desde Gorbachov a los comunistas, criticaron la especulación financiera desenfrenada, la corrupción y el régimen de «clan» de Yeltsin y sus allegados. En la segunda vuelta de los comicios, realizada en julio, Yeltsin obtuvo 53,8% y obtuvo el triunfo gracias a una inesperada alianza con Alexandr Lebed, un candidato opositor que había recibido el apoyo de 11 millones de votantes.

Nombrado asesor en seguridad del Estado, Lebed inició inmediatamente gestiones para terminar con la guerra en Chechenia, la que, según declaró, había causado la muerte de 80 mil personas. Cuando en setiembre se anunció que Yeltsin sería intervenido quirúrgicamente, Lebed y el primer ministro Chernomyrdin se convirtieron en las alternativas confrontadas ante el eventual vacío de poder.

Tras una larga ausencia, Yeltsin volvió en marzo de 1997: reformuló su gabinete y lanzó un programa de largo alcance de recorte de gastos del estado y de privatizaciones. Las condiciones de vida de la población continuaron en franca degradación. El caótico pasaje a una economía de mercado lesionó los aparatos de producción, desmanteló los sistemas de protección social, y facilitó el ascenso de las mafias (en ese año el 73% del sector bancario estaba bajo su control; uno de sus negocios más lucrativos era el tráfico de material nuclear).

En setiembre de 1998, Yevgeny Primakov fue nombrado canciller. Primakov, economista titulado, consiguió refinanciar deudas con los organismos internacionales sin prometer cambios concretos. Se reinstalaron controles fiscales y el estado comenzó a intervenir en la economía. En el plano internacional, introdujo una política menos dependiente de las decisiones de Washington y se enfrentó a Estados Unidos y Gran Bretaña por sus ataques contra Irak en diciembre de 1998.

La popularidad de Primakov, que logró opacar a Yeltsin, terminó por convencer al presidente de que era preciso un nuevo cambio de gobierno. En mayo de 1999, durante el desarrollo de los bombardeos a Yugoslavia, decidió sustituirlo por Sergei Stepashin. Finalmente Stepashin fue sustituido en agosto por un ex miembro del Comité de Seguridad del Estado (KGB) durante el período soviético, Vladimir Putin.

Putin se dispuso a «recuperar» Chechenia para la Federación y usó todos los medios posibles para conquistar el territorio, pero aún así, después de ocho meses de combates, apenas si lograba mantener la calma en Grozni y la región central, mientras que los guerrilleros conservaban su posición en las montañas.

El 31 de diciembre de 1999 Yeltsin renunció sorpresivamente. Las elecciones de marzo de 2000, marcadas por irregularidades que fueron denunciadas por el Moscú Times, dieron la victoria a Putin.

En agosto de 2000 el submarino nuclear ruso Kursk se hundió en el mar de Barents luego de dos explosiones, mientras realizaba ejercicios militares. La tripulación de 118 marinos murió a bordo.

En el período 1992-2000, la población rusa había disminuido en 2,8 millones. En el año 2001 se redujo en otras 700 mil. Ante el decrecimiento demográfico, Vladimir Zhirinovsky, líder de la extrema derecha que en el pasado había propuesto aumentar la población a través de la poligamia, «permitiendo a los hombres tener hasta cuatro esposas cada uno», llamó ahora a «aumentar la menguante población del país» y volver ilegal el aborto.

Las estadísticas oficiales definían que casi uno de cada tres rusos vivía en la pobreza, que la jubilación promedio había caído por debajo del nivel mínimo de subsistencia y que más del 60% de los pensionistas estaban en zona de riesgo. Un informe de Amnistía Internacional, divulgado en 2002, señaló que 800 millones de rusos vivían en la pobreza y que la brecha abierta entre ciudadanos alcanzaba también a las regiones: un moscovita ganaba 17 veces más que un trabajador de Ingushetia. El mismo informe señaló que la actividad económica y empresarial seguía desarrollándose en un marco de escaso respeto a las leyes, la transparencia y la honestidad.

En diciembre de 2001, la Duma aprobó el primer presupuesto no deficitario desde la caída de la URSS. De todas formas, la caída en los precios de gas y petróleo, tras los ataques terroristas de setiembre de ese año sobre EE.UU., forzaron al ministerio de finanzas a repasar sus cálculos, ya que el precio del barril de petróleo con que se habían realizado los cálculos había caído para la fecha de su aprobación. Rusia se había transformado en el segundo mayor exportador mundial de petróleo, detrás de Arabia Saudita.

En enero de 2002, la televisora TV-6, última emisora independiente nacional, debió cerrar a pedido de un accionista minoritario luego de que la Suprema Corte de Moscú no diera lugar al recurso interpuesto para garantizar su continuidad. El principal accionista del canal era Boris Berezovsky, uno de los nuevos oligarcas del país y severo crítico de Putin, razón por la cual periodistas y políticos opositores afirmaron que se trataba de otro intento del presidente de controlar los medios independientes del país.

Tras aprobación parlamentaria, en julio, por primera vez desde la Revolución de1917, se permitió la venta de tierras de cultivo en el país, siempre que los compradores fueran rusos.

En octubre de 2002, un grupo checheno tomó por asalto un teatro en Moscú y retuvo como rehenes a 800 espectadores, exigiendo un cambio en la política rusa respecto a Chechenia. Tres días después, tropas de élite, usando gas venenoso, recuperaron el teatro. El saldo del operativo fue la muerte de los 50 rebeldes, de 120 rehenes y el daño en la salud para buena parte de los otros. La ciudadanía rusa y la comunidad internacional exigieron saber por qué tantos habían muerto y qué gas se había usado. Sin embargo, el gobierno no brindó información.

En opinión de analistas, detrás del conflicto entre Rusia y Chechenia también estaban los intereses financieros de trasnacionales del petróleo como Chevron, Exxon Mobil y Unocal, que desde el derrumbe de la URSS luchaban por abrirse camino hacia el Mar Caspio. La lucha por el dominio del petróleo ruso también llevó a EE.UU. a respaldar la construcción de un oleoducto de 1.750 km que transportaría un millón de barriles diarios desde Bakú hasta Turquía evitando pasar por Irán.

En marzo de 2003, Rusia se opuso a la intervención de Estados Unidos respaldada por el Reino Unido y otros aliados en Irak, por no contar con el aval de las Naciones Unidas.

En marzo de 2004, Putin fue reelecto presidente con un porcentaje superior al 70% de votos. El presidente definió como objetivos de su gobierno el crecimiento económico y la reducción, en al menos un 12%, de los niveles de pobreza. En política exterior reiteró la necesidad del retiro de Irak de las tropas de la coalición.

El 9 de mayo de 2004, el presidente de la separatista república chechena (ver recuadro La amarga historia de Chechenia), Akhmad Kadyrov, fue asesinado en un atentado en Grozni; el primer ministro Sergey Abramov asumió como presidente interino.

El mismo mes, la UE acordó que Rusia se convertiría en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en un futuro próximo. Rusia, única potencia económica fuera de la OMC, aún debería negociar su ingreso con EE.UU. y China. El presidente Putin declaró que Moscú aceleraría las acciones para cumplir el Protocolo de Kyoto de reducción de la emisión de gases contaminantes y del recalentamiento del planeta.

El 1º de setiembre, un grupo fuertemente armado retuvo a más de 500 alumnos, padres y profesores que participaban en el acto del primer día de clases en una escuela de Beslan, en el sur de Rusia. Los secuestradores reclamaron la libertad de milicianos chechenos encarcelados en la vecina ciudad de Ingushetia y el retiro de las tropas rusas de Chechenia. Putin, quien estaba en un período de descanso de sus funciones, retornó a Moscú para enfrentar la crisis.

Poco después del desalojo del colegio, que ocasionó fuertes enfrentamientos entre fuerzas militares rusas y secuestradores, y tras dos días de duelo nacional declarado por Putin, se informó oficialmente que la tragedia dejó más de 300 muertos y que al menos 200 personas permanecían desaparecidas. Entre tanto, los partidos de oposición y los medios de comunicación independientes cuestionaron la política de seguridad del gobierno. Algunos sectores políticos dieron comienzo, además, a un debate acerca de la posibilidad de reformar algunas leyes para hacer frente a los extremistas.

Durante los primeros dos meses de 2005, cientos de miles de manifestantes, en todo el país, protestaron contra las políticas salariales de Putin. Las mismas fueron las mayores manifestaciones de protesta en cinco años. La popularidad de Putin comenzó a decaer, lo mismo que el apoyo de parte del ejército y de la policía.

El Centro Memorial para los Derechos Humanos informó en abril que más de tres mil chechenos habían muerto en Chechenia desde el año 2000 y que 1.543 residentes habían sido secuestrados en el mismo período, de los cuales 892 continuaban desaparecidos.

En mayo de 2006, Putin acusó a Washington de obstaculizar la entrada de Rusia a la OMC, que se esperaba se efectuara entre julio y agosto de ese año. Moscú señaló que EE.UU. le exigía condiciones más estrictas que a otros países. El Kremlin advirtió que las petroleras estadounidenses que pretendieran invertir en el país podrían perder oportunidades de negocio si Washington continuaba obstaculizando el ingreso ruso a la OMC.

En respuesta al plan de Estados Unidos de extender su sistema de misiles de defensa al este de Europa, Rusia anunció, en mayo de 2007, que haría lo mismo, desarrollando su propio escudo de misiles en la frontera oeste del país.

En junio Moscú propuso a Washington compartir la construcción de un escudo común, utilizando el radar Cábala, instalado en la ex-república soviética de Azerbaiyán. El gobierno estadounidense contestó que la oferta era interesante, pero que eso no detendría los planes de instalar bases misilísticas en Polonia y República Checa.