Testimonios arqueológicos señalan que el territorio que hoy ocupa la Serenísima República de San Marino, ubicado entre las provincias italianas de Romana y Marca, estuvo poblado en tiempos prehistóricos. Una versión basada en testimonios históricos cuenta que la fundación de la ciudad en el año 301 d.C. fue obra de un picapedrero dálmata oriundo de la isla de Arbe, llamado Marino, que tras haberse convertido al cristianismo y escapado de las persecuciones religiosas del emperador Diocleciano, se refugió junto a otros cristianos en la cumbre del Monte Titano, en los Apeninos. Marino constituyó allí una comunidad que, con el tiempo, adoptó las características de un pequeño estado. En homenaje al picapedrero la tierra fue rebautizada como «Territorio de San Marino», luego pasó a llamarse «Comunidad de San Marino», hasta que finalmente se le cambió por su denominación actual: República de San Marino.

La original estructura de gobierno estaba compuesta por una asamblea conocida como el Arengo, integrada por los jefes de cada familia. En 1243, los puestos de Capitanes Generales (Capitani Reggenti) fueron establecidos para que oficiaran conjuntamente como jefes de Estado. La falta de un poder central tras la caída del Imperio Romano (en el siglo V) favoreció, a partir del siglo XII, el autogobierno de varias ciudades italianas, con el consecuente desarrollo del comercio, la manufactura y el artesanado. Lo mismo ocurrió con San Marino, con la diferencia de que fue la única ciudad que lograría mantener su independencia hasta nuestros días.

En el transcurso del siglo XV el territorio se amplió gracias al apoyo del duque de Urbino y a la participación de San Marino en una alianza contra Sigismondo Pandolfo Malatesta, señor de Rimini, por cuya victoria –a modo de recompensa– recibió del papa Pio II los castillos de Fiorentino, Montegiardino y Serravalle.

La Constitución de San Marino data del año 1600, y los sanmarinenses se consideran a sí mismos la república más antigua del planeta.

En 1739 el Cardenal Giulio Alberoni invadió el territorio, como parte de su campaña para la recuperación de posesiones italianas, pero la desobediencia civil y el envío clandestino de mensajes al Papa para obtener justicia, lograron de éste el reconocimiento de la autonomía de San Marino y el restablecimiento de su independencia.

San Marino consiguió mantenerse al margen del proceso de unificación italiana (1830-1870) y conservar su independencia; incluso firmó en 1862 un Tratado de Amistad con Italia.

San Marino no se involucró en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pero el conflicto afectó económicamente al país. Al final de la contienda, el nivel de desempleo aumentó considerablemente, y lo mismo ocurrió con la inflación.

En 1923 –año del ascenso al poder de Benito Mussolini– se disolvió el Concilio General (órgano de gobierno) y nació de él el Soberano y Supremo Concilio, de carácter fascista. De todos modos, San Marino sobrevivió la expansión del fascismo italiano y durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) mantuvo una posición neutral. Tropas alemanas bombardearon la república en julio de 1944, pero la ocupación nazi culminó tras una multitudinaria manifestación y dio fin al Supremo Concilio dando paso a un nuevo período electoral. Durante la contienda, los sanmarinenses albergaron a más de 100 mil refugiados.

Tras la guerra los comunistas tomaron el poder. En 1945 el Partido Comunista y el Partido Socialista Sanmarinense (PSS) formaron una coalición que se mantuvo en el poder por 12 años.

En 1957 una alianza de centro dominada por el Partido Demócrata-Cristiano Sanmarinense (PDCS) asumió el gobierno y dirigió la nación hasta 1973.

Una alianza entre el PDCS y el PSS gobernó durante los siguientes cinco años hasta que en noviembre de 1977 los socialistas acusaron a los demócrata cristianos de no encontrar soluciones a los problemas económicos, y junto a los comunistas formaron una coalición para gobernar. En mayo de 1978 se llevó a cabo una prematura elección y la coalición de izquierdas gobernó San Marino, aplicando medidas de protección social muy avanzadas.

San Marino reforzó sus lazos con Occidente e ingresó a la Unión Europea y al Consejo Europeo en 1988. En 1992 se convirtió en estado miembro de Naciones Unidas e ingresó al FMI.

El Partido Comunista pasó a llamarse Partido Demócrata Progresista en 1990 y continuó formando coalición con los demócrata cristianos, que en 1992 formaron una nueva coalición con los socialistas. Ésta los llevó al poder en las elecciones de 1993 y 1998.

En 2000 San Marino supo mantener un envidiable nivel de vida y su efectivo sistema de atención médica era considerado uno de los mejores del mundo. El gobierno buscó preservar su alta calidad de vida a través de un programa de desarrollo económico de apoyo a los tradicionales artesanos y a la agricultura.

En octubre de 2004, Giuseppe Arzilli y Roberto Raschi resultaron electos Capitanes Regentes. Fiorenzo Stolfi fue nombrado secretario de Estado y ministro de Relaciones Exteriores.

El Partido de los Socialistas y de los Demócratas incrementó en gran forma su bancada tras las elecciones parlamentarias de junio de 2006, llegando a 20 y quedando sólo una banca por detrás del gobernante PDCS. Uno de los principales desafíos que enfrentaría la nueva coalición de gobierno era aumentar la transparencia y eficiencia dentro del propio parlamento y en el relacionamiento de éste con el gabinete y los Capitanes Regentes.

Ernesto Benedettini, líder del PDCS, declaró en agosto de 2007 que San Marino necesitaba «un proyecto de gestíón autonóma de su aprovisionamiento hídrico». Ese mismo mes, el secretario del Nuevo Partido Socialista, Augusto Casali, acusó al gobierno de desconocer la opinión de los consejeros de la oposición.