Desde el siglo XII a.C los fenicios mantenían puertos al norte de África. Cartago fue fundada en el siglo VIII a.C y, dos siglos más tarde, el reino cartaginés abarcaba la mayor parte del actual Túnez. Tras las Guerras Púnicas, Cartago formó parte de la provincia africana de Roma, desde el año 146 a.C. hasta mediados del siglo VII d.C., cuando invadieron los musulmanes árabes.

Túnez albergó la mayor resistencia al avance árabe, para convertirse luego en uno de sus más sofisticados y desarrollados centros culturales. En la ciudad de Kairuán vivieron muy destacados arquitectos, médicos e historiógrafos islámicos. Con la disolución del Imperio Almohade, Túnez se independizó bajo la dinastía berebere de los haféssidas que, entre el siglo XIII y comienzos del XVI, extendió su hegemonía al litoral argelino.

El comercio marítimo europeo atrajo a los corsarios turcos, el más famoso de los cuales, Khayr ad-Din (Barbarroja), se instaló en Túnez, lo que dejó el litoral argelino bajo dominio de los sultanes otomanos. El interior permaneció en manos de las tribus bereberes, aliadas de Constantinopla (actual Estambul). La necesidad de conciliación permitió la autonomía del bey (gobernador nombrado), que se convirtió en monarca hereditario. Entre 1612 y 1702 gobernó la dinastía Murad, y de 1705 hasta después de la independencia (1957) la husseinita.

Con la ocupación francesa de Argelia, la penetración económica europea aumentó, y con ella el endeudamiento: en 1869 el peso de la deuda externa obligó al bey a aceptar que una comisión anglo-franco-italiana fiscalizase las finanzas del país.

En 1882, 30.000 soldados franceses entraron al país, a cambio de la ocupación inglesa de Egipto y en compensación a Francia por la pérdida del canal de Suez. En 1883, el país se transformó formalmente en protectorado francés.

En 1925 comenzó la campaña por una Constitución que diera autonomía al país.

Habib Bourguiba fundó, en 1934, el partido pro-independentista Neo Destur. Fue encarcelado por los franceses 11 años y nuevamente tras las Segunda Guerra Mundial.

En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, llegaron fuerzas alemanas para luchar contra los aliados en Argelia; en 1943 se retiraron las últimas tropas del país.

Después de la guerra el Neo Destur creció y comenzó el movimiento anticolonial, que incluyó la lucha armada entre 1952 y 1955. En marzo de 1956 Francia reconoció la soberanía del régimen del bey. En 1957, el rey fue depuesto por una asamblea constituyente. Se proclamó la república y Habib Bourguiba, su presidente, desarrolló una activa campaña contra la presencia francesa en Bizerta, que terminó con la evacuación en 1964. El Neo Destur se transformó en Partido Socialista Destur (PSD), único legal hasta 1981.

Entre 1963 y 1969 se colectivizaron las pequeñas propiedades agrarias y comerciales y se nacionalizaron empresas extranjeras. Túnez se opuso al reconocimiento de Israel por parte de la Liga Árabe en 1968.

En 1969 se abandonó el proceso de colectivización y Túnez se abrió al capital extranjero. Una ley de 1972 convirtió al país entero en zona franca para las industrias exportadoras. Habib Bourguiba, el «Combatiente Supremo», fue nombrado presidente vitalicio.

A fines de la década de 1970 la economía decayó por la disminución de las exportaciones de fosfatos y el proteccionismo de la Comunidad Económica Europea a los textiles. En enero de 1978, la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT), la más vieja central sindical africana, lanzó una huelga general que terminó con decenas de muertos en enfrentamientos callejeros y la detención de la dirección, incluido su líder, Habib Achour.

Túnez rompió, como otros países árabes, relaciones diplomáticas con Egipto a raíz de los acuerdos de Camp David de 1979, que fueron percibidos como una traición a los palestinos.

En 1980 fue nombrado primer ministro Mohamed Mzali y comenzó un proceso de apertura. Se reorganizaron los partidos y se renovó la UGTT. En las elecciones generales de noviembre de 1981, el gubernamental Frente Nacional obtuvo el 94% de los votos y la totalidad de los escaños. Hubo denuncias de irregularidades.

El país acogió militantes palestinos expulsados de Beirut en 1982 y desde ese año fue sede oficial de la OLP (Organización por la Liberación de Palestina).

En enero de 1984 el gobierno suprimió los subsidios a distintos alimentos. El precio del pan subió un 115%. Violentas manifestaciones causaron más de 100 muertos. Bourghiba canceló los aumentos de precios. Ante nuevos conflictos sindicales en 1985, la UGTT quedó bajo el control del gobierno. También hubo choques con el naciente movimiento islamista que terminaron, incluso, con condenas a muerte.

A partir de 1986 se produjo el ascenso político del entonces coronel, y luego general, Zine El Abidine Ben Alí. En 1987 fue nombrado primer ministro y en noviembre desplazó al presidente Bourguiba, a quien se le dictaminó incapacidad mental y física para continuar en el cargo. El proceso de «reconciliación nacional» implicó la reapertura de medios de prensa y la liberación de presos políticos. El PSD, aún con un papel dominante, se reconvirtió en la Unión Constitucional Democrática (RCD).

En abril de 1989 se realizaron elecciones presidenciales y legislativas (las más libres desde la independencia, según los observadores). El oficialista RCD recibió el 80% de los votos y la totalidad de las bancas; el movimiento islamista Hezb Ennahda, aunque ilegalizado, tuvo el 15%, a través de candidatos independientes. Ben Alí fue electo con el 99% de los votos.

En 1991, se prohibieron los partidos religiosos. Una ley de Asociación restrictiva fue adoptada en marzo de 1992 y, en julio, miembros de Hezb Ennahda fueron condenados a cadena perpetua.

En noviembre de 1993, Ben Alí promulgó otra ley que limitaba las «libertades fundamentales». En ese contexto político, el presidente fue reelecto con el 99% de los votos en los comicios generales de marzo de 1994.

Se continuó la política de liberalización económica y «mano dura». Uno de los principales dirigentes opositores, Mohamed Moada, fue condenado a 11 años de prisión en octubre de 1995, por haber publicado un documento sobre las libertades en Túnez y por mantener contactos ocultos con Libia.

En las primeras elecciones multipartidarias, en octubre de 1999 Ben Alí recogió el 99,4% de los sufragios. Una de las primeras medidas de su nuevo gobierno fue la liberación de unos 600 presos políticos, sobre todo del Movimiento Al-Nahda y del Partido Comunista de los Trabajadores.

La muerte de Habib Bourguiba en abril de 2000 congregó a líderes políticos de Europa y los países árabes, incluyendo a los presidentes Jacques Chirac de Francia, Abdelaziz Bouteflika de Argelia y Yasser Arafat de Palestina.

En marzo de 2001, Amnistía Internacional (AI) pidió a Túnez detener la escalada de hostigamiento y presión a activistas de derechos humanos que comenzó cuando la Liga de Derechos Humanos tunecina fue suspendida en noviembre de 2000.

Pese a una limitación constitucional (que impedía una cuarta presidencia consecutiva), en setiembre de 2001 el comité central del RCD eligió nuevamente a Ben Alí como candidato a presidente para 2004.

A inicios de 2003, el presidente Ben Alí realizó varios llamamientos para encontrar una solución pacífica a la situación en Irak y apoyó las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU al respecto.

En 2004, el general Habib Ammar fue nombrado presidente del comité organizador de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) de Túnez en 2005. Sobre Ammar (primero comandante de la Guardia Nacional y ministro del interior tras el golpe de Estado de Ben Alí) pesaban acusaciones de torturas a opositores ante el Fiscal General de Ginebra, realizadas por la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y la Asociación Suiza Contra la Impunidad (TRIAL).

Ben Ali y su partido obtuvieron casi el 95% de los votos en los comicios presidenciales y legislativos de octubre de 2004 que, según varios partidos de la oposición, fueron fraudulentos. Un grupo independiente de defensa de los derechos humanos tunecino no fue autorizado a supervisar los comicios, pero la Liga Árabe, con sede en El Cairo, contó con observadores en algunos colegios electorales.

Según la oposición, el gobierno escenificó las elecciones para encubrir un estado policial que golpeaba a los disidentes, mantenía encarcelados a cientos de activistas políticos y restringiría la labor de los medios de comunicación. El gobierno rechazó las acusaciones. Nejib Chebbi, máximo líder de la oposición, que boicoteó las elecciones, declaró que «estos no son los resultados de un país democrático, sino de un régimen totalitario».

De forma inesperada, en su visita oficial al país de enero de 2005, el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, cuya agenda indicaba la intención de invertir en la industria tunecina, realizó un llamamiento a la reforma democrática en Túnez. Era esta la primera visita de un jefe de gobierno francés al país en dos décadas, y sus aseveraciones causaron sorpresa en todos los círculos tunecinos.

En una carta dirigida a las Naciones Unidas en octubre de 2005, en ocasión del Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, el presidente Abidine Ben Ali pidió a Israel que respondiera a los esfuerzos internacionales de paz, con el objetivo de hacer de Medio Oriente una región pacífica, segura y estable.

Un miembro de Amnistía Internacional fue arrestado en mayo de 2006, mientras asistía al encuentro anual de la organización y, luego, expulsado del país –según las autoridades– por violar las leyes e incitar al desorden público.

El Grupo de Vigilancia en Túnez, una organización no gubernamental que monitorea el respeto a la libertad de expresión, señaló, en un informe publicado en abril de 2007, que existía un serio deterioro en las condiciones de la libertad de expresión en el país, especialmente en lo relacionado al acoso de periodistas y disidentes, amenazas a la independencia del poder judicial, censura de libros y utilización de filtros especiales para páginas web con contenidos que criticaran al gobierno.