Reportes Especiales
Los bereberes

Los primeros habitantes de Africa del Norte aún hoy reclaman por sus derechos como cultura. También, su independencia territorial. Sus dominios ya no son los que eran. Y ellos tampoco. En todo caso, a través de siglos y siglos de historia los diferentes pueblos de habla berebere se fueron integrando y aculturizando -con las sucesivas pérdidas de características propias-, en mayor o en menor grado, a las civilizaciones dominantes.

Lo que sí está claro es que los bereberes no son apátridas, errantes y nómades, gente que no persigue un estado propio, como se empeñan en aclarar gobiernos, culturas "rivales" y enciclopedistas. Porque esa misma historia habla de sucesivas batallas en defensa de su territorio, de nomadismos impuestos por los invasores, para escapar de ellos, de vastísimos reinados y de países emergentes, como Sahara Occidental, que ahora mismo espera una señal de la comunidad internacional, de las Naciones Unidas, para seguir siendo y estando.

Los bereberes habrían surgido de los primeros y antiguos habitantes de Africa del Norte, durante los períodos paleolítico y neolítico, y se llaman Tuareg, Rif, Kabil, Shawia, Haratin, Sluh y Beraber. Cada uno habla diferentes dialectos, y se los ubica todo a lo largo y ancho de Africa del Norte, también en Africa occidental.

Los tuaregs, que serían unas 900 mil personas, desde Sahara Occidental y desde el sur del Río Níger (hoy Nigeria) hablan el Tamashek. Los tuaregs conservan una escritura (tifinar) que es cuasi alfabética y que habría surgido en tiempos del Imperio Romano, en los actuales Túnez y Algeria, y habría sido elaborada por los nubios, ancestros de los libios. En Algeria, los kabiles hablan el Shawia y el Kabyle. En Marruecos, hablan el Rif y el Tamazight. Los bereberes de Mauritania y Senegal hablan el Shluh y el Zenaga.

Durante siglos, estos pueblos fueron los únicos habitantes de Africa de Norte. Celosos de su territorio, de su poder, libraron importantes batallas contra los invasores fenicios, romanos y cristinos, quienes dejaron su impronta en Ceuta y Melilla, en Marruecos, por ejemplo.

Expertos conocedores del desierto del Sahara, de sus vientos y arenas cambiantes, los bereberes se transformaron en refinados comerciantes, principalmente intermediarios. Sus caravanas compuestas por cientos de camellos transportaban las mercaderías provenientes de las civilizaciones negras sobre el océano Altántico hasta las costas del Mar Mediterráneo, desde donde partían hacia Egipto y Medio Oriente. Sal, oro y piedras preciosas a cambio de especias y de esclavos. Como puente no solo comercial entre civilizaciones, los bereberes también fueron los únicos administradores del Magreb y de sus puertos. En cierta forma, dominaron todo el proceso de intermediación comercial. El Magreb o Magrib -que significa "oeste" en árabe- es un territorio de planicies y de altas montañas, con vientos fuertes provenientes del sur, desde el desierto del Sahara, y está asentado sobre las costas del Mediterráneo. Hoy comprende a Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.

A partir de los siglos VII y VIII, los árabes invadieron el Magreb y pese a las durísimas batallas y a la defensa berebere, los invasores impusieron su idioma, el árabe, y su religión, el Islam. Los árabes no desaprovecharon las habilidades guerreras de estos pueblos bereberes. En nombre del califa Umayyad, en el año 711, ejércitos árabe-bereberes entraron a la península ibérica, para ellos al-Andalus, y derrotaron al rey Rodrigo. Las tropas invasoras estaban al mando de Tariq ibn Ziyad, de quien proviene el nombre Gibraltar, o montañas de Tariq. Durante 700 años, los árabes-bereberes permanecieron en la península aunque nunca fueron mayoría en la población.

Acaso por quienes se afirma que los bereberes son nómades, son los tuaregs. Este pueblo debió adoptar este estilo de vida un vez iniciadas las invasiones árabes, eran buenos agricultores. Desde el desierto y las montañas de Sahara Occidental, de Marruecos y también desde la actual Nigeria, los tuaregs continuaron comerciando y guerreando. Mantienen un rígida estructura social feudal: los nobles, el clero, los vasallos, los artesanos y los campesinos, escalón antiguamente ocupado por los esclavos.

Alrededor de 1030, otros bereberes y árabes marroquíes -bajo pretexto de purificar el Islam- partieron hacia el río Senegal y allí dieron comienzo a las culturas almorávides y almohades. En pocos años, este imperio árabe-bereber se extendería desde Senegal hasta el Ebro, y desde las costas del océano Atlántico hasta Libia. El poderío del Islam y la habilidad comercial de los bereberes cooptaron a los reinados negros de Africa occidental por conveniencia política o diplomática.

A principios del siglo XIX se establecieron en Africa del Norte otras formas de hacer política, de gobiernos, otros credos religiosos y otros idiomas. Francia y España coparon el norte africano pese a la feroz resistencia árabe-berebere. Diferentes movimientos de liberación nacional surgieron todo a lo largo y ancho del Magreb, también en el Sahara, y las diferencias entre árabes y bereberes se profundizaron nuevamente, cuando no fueron provocadas y aprovechadas. Una vez finalizada la colonización europea, a mediados del siglo XX, con el trazado a regla de los nuevos países, los tuaregs resistieron los nuevos límites en Chad, Mauritania, Malí y Níger. También, desde entonces, resisten a Marruecos y sus planes anexionistas de Sahara Occidental, país compuesto mayoritariamente por tuaregs y que espera su independencia definitiva. En Argelia, el fundamentalismo islámico –otrora expulsor de Francia- ha dividido a árabes de bereberes, y la represión se observa en el campo de la cultura, sobre todo. En las últimas décadas, sin embargo, las protestas de diferentes movimientos sociales bereberes, también de partidos políticos bereberes, han conseguido que su lengua se incluya en los sistemas educativos formales de Marruecos y Argelia y que se crearan organismos para la investigación y difusión de sus culturas.


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