Sociedad


Durante años la democracia ha sido analizada, defendida, ignorada, practicada, destruida y reconstituida otorgando al mismo término significados diferentes según el origen y percepción del emisor.

El deber ser de la democracia electoral

Si bien el término democracia tuvo origen en Atenas en el siglo V a.C., sólo en los últimos doscientos años las sociedades realmente han creado sistemas políticos sobre el modelo democrático. El asunto ha sido ampliamente discutido a lo largo de los siglos por filósofos, políticos, historiadores y gente común. Durante años la democracia ha sido analizada, defendida, ignorada, practicada, destruida y reconstituida otorgando al mismo término diferentes significados de acuerdo al origen y percepción del orador.

Según el punto de vista del experto en política italiano Giovanni Sartori, la palabra democracia es "una pomposa descripción de algo que no existe" (*). Sin embargo, a pesar de que el ideal político de una democracia pura haya, casi sin excepción, resultado ser impracticable, existe un consenso en los principios fundacionales de un régimen electoral democrático. Éstos derivan directamente de la definición de que la democracia es un "gobierno del pueblo, para el pueblo, por el pueblo".

La noción de un "gobierno del pueblo" refiere al concepto de soberanía popular o nacional (de la nación considerada como una totalidad). El poder le pertenece al pueblo, aunque éste lo ejercite indirectamente a través del principio de representación. Este principio, puesto en práctica mediante el sufragio universal, permite al pueblo soberano delegar el derecho al liderazgo a un pequeño número de líderes. Para ser efectivo, este principio supone que todos los ciudadanos pueden elegir libremente y están ampliamente informados de las opciones electorales disponibles.

El principio de la mayoría surge del conflicto de opiniones y del conflicto de ideas e intereses. La unanimidad no sólo es improbable sino también sospechosa, porque se opone al libre debate de ideas que propicia la libertad de expresión.

Los representantes democráticamente electos respetan el "contrato social" (J. J. Rousseau) de un "gobierno para el pueblo". Esto implica el sometimiento de los miembros del gobierno a la ley. Este es el principio del "estado de derecho", el establecimiento de una jerarquía de reglas con predominancia de aquellas consagradas por el texto "constitucional" del Estado.

Este estado de derecho debe reconocer dos principios complementarios: uno relativo a la gestión de las autoridades públicas (la independencia de las tres autoridades: ejecutiva, legislativa y judicial, tal como fue descrito por Montesquieu en El espíritu de las leyes); y el otro relativo al individuo, garante de los "derechos humanos".

Estos derechos han evolucionado desde la Declaración de los Derechos del Hombre [sic] y del Ciudadano, y el contenido de la dignidad del individuo humano fue adquiriendo mayor relevancia a medida que los grandes acontecimientos sociales y económicos de los siglos XIX y XX se fueron desencadenando. Esto trajo aparejado el derecho a la paz, derechos para los niños, la consideración al sexo, el estatus del individuo, la objeción de conciencia contra el cumplimiento de las obligaciones militares, leyes laborales, etcétera.

El derecho a la libertad, que incluye libertad de asociación y expresión, contiene la semilla del "pluralismo político", la libertad de disponer del propio cuerpo, la libertad de movimiento y de tener y disponer de la propiedad. Del mismo modo, el derecho a la igualdad incluye igualdad ante la ley y la justicia e igualdad de oportunidades.

Esto implica que, como todos los ciudadanos son iguales por ley, la democracia debería garantizar igualdad de condiciones para las expectativas de todos. Esto es contradictorio con lo que actualmente y con frecuencia ocurre en las sociedades que se declaran a sí mismas democráticas -esto es, la mayoría de las democracias actuales- donde aquellos que tienen acceso a la educación, salud y la mayoría de los derechos humanos básicos son sólo una minoría de la población.

(*) Teoría de la democracia, 1973.

 

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