Sociedad


Sistemáticamente, detrás de bombardeos a países musulmanes, los gobiernos de Occidente suelen hablar del sometimiento en que viven las mujeres bajo el Islam.

Reino Unido y Estados Unidos: el Islam es cosa de mujeres

En ambas márgenes del Atlántico norte crecen las comunidades islámicas. Pero es notorio que el mayor crecimiento se produce entre las mujeres, que han acelerado su tasa de conversión y hoy son el grupo de mayor crecimiento. Se estima que el número de musulmanes británicos oscila entre el millón y el millón y medio. De ellos, el número de conversos se encuentra entre los 10 y los 20 mil. Pero, según proyecciones, en un plazo de 20 años, los conversos al Islam en Inglaterra serán más que los que nacieron dentro de la religión. Lo más llamativo es que la casi totalidad de las conversiones las protagonizan mujeres. En tanto, en Estados Unidos, por cada varón que se convierte a la religión de Mahoma, son cuatro las mujeres que toman igual decisión, es decir, un 400 % más.

Los "ojos nuevos" de las conversas

Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, gran parte de las nuevas conversas provienen de familias de clase media, y muchas de ellas fueron cristianas, descontentas con la religión en que nacieron, o con patrones que se han vuelto predominantes dentro de las sociedades occidentales, como la alta tasa de criminalidad, la destrucción de hogares, el alcoholismo o el abuso de drogas. Algunas llegan al Islam a través del estudio de religiones comparadas, en la universidad, pero un gran número lo hace a través del matrimonio. Es mucho más frecuente que una mujer de extracción cristiana se case con un musulmán que lo opuesto. Estas nuevas y occidentales defensoras de la fe del profeta suelen proclamar que llegan al Islam con "ojos nuevos", incontaminadas respecto a los "vicios de interpretación" (y subsecuentes prácticas) que predominan en "Oriente".

El argumento de la traición al género

Una argumentación frecuente entre las musulmanas británicas es que ellas no "traicionan" a su género. Desde su óptica, las mujeres occidentales pretenden "replicar" a los hombres. Muchas musulmanas occidentales definen la emancipación femenina occidental como "mujeres copiando a los hombres", un ejercicio en el cual la femineidad carece de valores intrínsecos. A diferencia del Antiguo Testamento, que establece que la mujer fue creada de una costilla del hombre, el Corán indica que Dios, en un comienzo, creó a la pareja. En este sentido, el texto sagrado de los musulmanes implica, desde un comienzo, y al mismo tiempo, la igualdad intrínseca de los géneros al mismo tiempo que su diferencia (diferencia que las musulmanes interpretan como un destino biológico disímil al de los varones). Es dentro de este marco que, todavía, reivindican prácticas coránicas que no concuerdan con el esquema occidental. Recuerdan entonces que Mahoma fue el que eliminó la institución de la dote para las novias y del infanticidio de niñas o que, de los testamentos abrahámicos, es el Corán el que otorgó a las mujeres condiciones "igualitarias", otorgándoles derecho a la herencia (si bien una musulmana hereda la mitad que su hermano varón) y a conservar su nombre en el matrimonio.

Familia extendida y trabajo femenino

La concepción de familia islámica es la de familia extendida. Por esa razón, los primos, cuñados y otros miembros de la familia conviven o tienen ingerencia en la vida diaria. Desde tiempos del profeta esta forma de convivir ha fortalecido a la familia asignándole entre otras tareas, el cuidado de las viudas y de sus hijos. El mantenimiento de este orden, dentro de las familias musulmanas de los países industrializados occidentales, ha favorecido que las mujeres puedan salir a trabajar sabiendo que sus hijos están siendo cuidados. De todas maneras, muchas musulmanas reivindican que su destino biológico les otorga estatus y poder dentro de su esfera; tienen como reino el hogar, en tanto es deber de los hombres el proveer el sustento. En el hogar, los hombres deben pedir autorización incluso para que pueda entrar uno de sus amigos. Suelen manifestarse intrigadas por el hecho de que las mujeres no musulmanas se vean en muchos casos forzadas a trabajar debido a necesidades financieras. Pero dentro de esta argumentación, las musulmanas modernas, al menos en sus publicaciones británicas y estadounidenses, no se consideran condenadas a permanecer atadas al hogar. Consideran que hay una creciente demanda, dentro de la comunidad, para profesionales mujeres.

Hermanas en el Islam

Para muchas conversas, la noción de "hermandad de las mujeres en el Islam" exhibe el fracaso del feminismo a la usanza occidental. Las conversas encuentran apoyo y reciprocidad dentro de las mujeres musulmanas. Las hermanas musulmanas tienen el deber de asistir a otra que esté usando un hijab (el tocado islámico), y que esté padeciendo algún tipo de percance o necesidad. Como señala Nuria, una conversa británica, en una entrevista del London Times "no hay ninguna mujer musulmana que quede sola, ni una madre que esté sola, ni siquiera una musulmana mentalmente enferma que esté sola. Esto no es usual dentro de las reglas occidentales". Esto debe ser entendido dentro de concepto de comunidad, básico en el Islam. El progreso de género debe darse, según las musulmanas occidentales, dentro de la familia y la comunidad. La citada Nuria concluye que las musulmanas tienen "todo aquello por lo cual aboga el movimiento feminista, excepto el aborto y el lesbianismo".

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